28 may 2008

El coleccionista de nubes


El artista tras estas imágenes es un californiano que usa el apodo de “HB19” y que descubrió su amor por la fotografía cuando su hijo le habló de “flickr”. Asegura que no usa Photoshop ni cualquier otro programa de manipulación de imágenes; sólo apunta con su cámara digital y dispara.

En su serie SKYplay combina cielo y nubes reales con otros objetos que integra en el encuadre, logrando efectos sorprendentes.



27 may 2008

Memorias de Sidney




Tal como éramos, Memorias de África, Tootsie, La tapadera, Danzad danzad malditos, Maridos y mujeres, Havana, Ausencia de malicia, Los Soprano, Yakuza, Los tres días del cóndor, Iris, El talento de Mr. Ripley, Presunto inocente, Morir todavía, Nueve semanas y media, Michael Clayton, Eyes Wide Shut... Casi nada.

26 may 2008

Nubosidad variable


“Negros nubarrones se cernían sobre el horizonte…”. Así comienza una de las más divertidas novelas negras de Gonzalo Suárez. Es una frase redundante, que aparece de forma sistemática en el relato confiriendo nuevas interpretaciones.

Así son también las nubes, esas masas de vapor acuoso suspendidas en la atmósfera que, como decía Tagore, se adornan de luz con magnificencia. Regresan a nuestro relato biográfico una y otra vez reformulando la vida. Los últimos tiempos se hicieron esperar; al menos las más oscuras, las preñadas de lluvia que enfoscan los cielos y descomponen el tiempo, los nimbos que habían de descargar sus chubascos sobre huertas y pantanos agrietados.

Pero las otras estuvieron ahí: Cuando éramos niños devorábamos las de algodón de azúcar. En nuestra adolescencia vivíamos permanentemente en ellas. De jóvenes tragábamos las de polvo pateando los caminos para conocer mundo. Jugábamos a formarlas con bocanadas de tabaco y las confundíamos con ovnis. Padecimos las de insectos en el campo y las de humo en las ciudades. Luego nos llegó lo que llaman la edad núbil y nos casamos. Para algunos su matrimonio fue una sucesión de días pardos y cielos entoldados; para otros las discrepancias en la convivencia se disiparon como nubes de verano. Y llegaron los hijos, como caídos de los cirros. Y se convirtieron en cúmulo de preocupaciones. Crecieron, como nosotros, con celajes de pájaros en la cabeza; y se hicieron bloguers anónimos que usaban nubes de etiquetas, o artistas famosos que huían de las de paparazzis recibiendo por ello una ídem de críticas. Los chicos nos pidieron dinero para pagar sus hipotecas, que se habían puesto por las nubes, como el precio del pan y del barril de petróleo. Nos hicimos mayores, y una mancha blanquecina en la córnea nos nubló la vista y la ilusión. Y creímos que se nos anubarraba el futuro con la neblina de la tercera edad. Pero lo que nos pareció un destino encapotado se convirtió en un esperanzador viaje más allá de cielos abiertos y veredas tapizadas de brumas y pileus.

Como ven, las nuestras son vidas de nubosidad variable.


Fotos de Gordon McBryde

25 may 2008

Vanidad de vanidades

Este fin de semana, el suplemento de tele del diario AVUI me ha sacado en su apartado dedicado a guionistas del GAC. Se les han colado algunos gazapos, como el cartel de la tvmovie "Jugando a matar" (en la que no participé, aunque sí en la serie del mismo nombre también producida por Fausto), o confundir “Juno” con “The Holiday” y a Diablo Cody con Arthur Abbott, el entrañable guionista que interpreta el venerable Eli Wallach en la película de Nancy Meyers. De hecho, al preguntarme sobre mis referentes, mi respuesta exacta fue: envidio el estilo de Richard Curtis, la acidez de John Cleese y los diálogos de Diablo Cody. Tambien admiro a Harry Dawes, Rose Schwartz, Matt Albie, Arthur Abbott... Todos ellos guionistas “de ficción”.

También me preguntaron qué me hubiera gustado escribir. Fui así de sincero: “Studio 60 on the Sunset Strip”, “Love Actually”, “Vickie el vikingo” y “Pocoyó”.

Pese a olvidarse de "el hombre perplejo" les agradezco la deferencia.

23 may 2008

“Nos hacemos viejos, Indy”


INDIANA JONES Y EL REINO DE LOS JUBILADOS DE CRISTAL

Sí, ya la he visto. Con el tiempo uno aprende a no ilusionarse demasiado con algo para no sufrir decepciones; luego no estoy decepcionado. ¿Cuál es el problema de esta cuarta entrega de Indiana Jones? No es la mejor de la tetralogía; pero lo triste es que ni siquiera será una de las ¿5… 10? mejores películas del año (recaudación aparte).

Se ha hablado tanto -¡pero tanto!- de la edad de Harrison Ford: de que estaba demasiado mayor para el papel, de que no habría quien se lo creyese… David Koepp, el guionista que figura en los créditos (aunque de todos es sabido que el guión pasó antes por unos cuantas manos más), era consciente de esta “limitación” y ha adaptado la historia al personaje, a sus años y a las cicatrices acumuladas. Tanto es así, que la película está trufada de referencias sobre el particular, casi todas en sentido auto paródico. Harrison Ford hace lo que puede. Tampoco era él sino un doble el que hacía las acrobacias en las otras tres; no nos engañemos.

La pena –y no es una crítica sino un lamento- es que quienes demuestran haber envejecido son Steven Spielberg y George Lucas. Oía esta semana una entrevista al productor de “Vicky Cristina Barcelona” quien reconocía que la gran sorpresa de Woody Allen es que, siendo septuagenario, conserva una mente lúcida y una maestría inusual para los diálogos. Por desgracia, el productor de la saga Indiana Jones, que ya dio muestras de senilidad en los últimos/primeros episodios de su propia criatura (Star Wars), constata aquí que ya no está el hombre para proponer renovaciones de géneros. Además ha mentido: anticipó un film de aventuras a la antigua, sin efectos digitales. Y lo peor no es el abuso que se hace en la película sino que –como él mismo anticipaba- podría haberse hecho prescindiendo de muchos de ellos.

El caso del director me aflige, porque siempre he sido un admirador de su estilo. Incapaz de emocionar, de transmitir aquella atmósfera de sus primeras películas de aventuras, de darte la sensación de que estabas viendo un espectáculo soberbio. Lo fascinante de las películas del oscarizado Spielberg es que, cuando acababan, uno salía del cine con ganas de apostarse de nuevo en la cola para repetir la experiencia. De hecho, durante unos años, ni hacía falta volver a entrar: te quedabas en la sala y vuelta a disfrutar. Aquel Spielberg que era único explicando historias se muestra simplemente correcto en “las calaveras de cristal”. Ninguna secuencia mítica, ningún momento especial, ningún plano para enmarcar. Era obvio –por lo antes mencionado- que esta entrega iba a ser menos revoltosa, que la acción iba a disminuir; pero hay una panza importante de minutaje en la que el viejo Steven se limita a planificar conversaciones. ¿Se acuerdan de aquellos casi veinte minutos frenéticos del inicio de “el templo maldito”, o el antológico arranque de “el arca perdida” casi sin diálogos? Pues aquí al revés: frenesí dosificado y verborrea apabullante. ¿Hacía falta explicar tantas cosas y tantas veces?

La apuesta por Shia LaBeouf, como posible recambio del personaje que asuma los próximos títulos de la saga era inteligente; el resultado desolador. El chico me gusta, pero hacía tiempo que no veía a un personaje (llamado a ser importante) con tan poco carisma. Por no hablar de esa antagonista tan anodida… En cambio el personaje de Marion Ravenwood (Karen Allen) se los come a todos con patatas.

Lucas: ¿de verdad necesitabas quince años para preparar "esta" película?


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22 may 2008

Fumar mata más


Es el título de la campaña antitabaquismo creada por F/Nazca Saatchi & Saatchi de Brasil para Unimed. Utilizando exclusivamente cigarillos para generar imágenes, ya sean fijas, como los retratos de Bin Laden y Adolf Hitler, o animadas, como el spot que puede verse a continuación, que ha sido realizado con técnica de stop motion:

Arte con mensaje inequívoco: el tabaco mata más que los terroristas, los dictadores y la guerra.

La publicidad nos ha brindado otras excelentes campañas anti tabaco:



PARA LOS QUE PUEDEN ENTRETENERSE UN POCO MÁS:


arte con 13.000 cigarillos
smoking kills more
just as stupid
prohibido fumar
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19 may 2008

Jolanta (Irena Sendler)


Esta semana nos ha dejado una extraordinaria mujer que rescató más de 2.500 niños judíos de las garras del nazismo. Se fue tan discretamente como vivió, ignorada por los historiadores y postrada en una silla de ruedas por las lesiones que le infringió la Gestapo.

Irena Sendler trabajaba como enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia cuando los nazis crearon el gueto. Se propuso sacar de allí a cuantos niños pudiera para evitar que muriesen de hambre o fueran deportados en los trenes del horror. Los hacía pasar como víctimas de tifus en ambulancias o escondidos en cestos de basura, sacos de patatas, cajas de herramientas y ataúdes. Obtenía documentos falsos para ellos y los entregaba con nuevas identidades a otras familias de forma provisional hasta que acabara la guerra. Pero la madre de los niños del Holocausto hizo algo más que salvar sus vidas: preservó sus auténticas identidades anotándolas en frascos de conserva que enterró en el jardín de su vecino y que los nazis jamás encontraron. Pese a someterla a múltiples torturas, Irena jamás reveló datos sobre los chiquillos ni sus colaboradores, motivo por el que fue ejecutada. O así constó en los documentos oficiales, aunque el soldado alemán que certificó su muerte en realidad había sido sobornado y la dejó escapar con vida. En vez de huir de aquel infierno, Jolanta –su nombre en clave - siguió con su labor de incógnito.

Treinta años más tarde se la nombró ciudadana honoraria de Israel. Sin embargo, aunque fue propuesta para el Nobel de la Paz, los del Comité se hicieron los suecos y se lo concedieron a Al Gore por rodar un documental.



De todos los reconocidos “Justos del siglo XX”, el más popular es Oskar Schlinder, gracias al millar de judíos que sacó de los campos de concentración y sobre todo a la película de Steven Spielberg. Pero hubo otros “ángeles” menos mediáticos cuya determinación y valor supera con creces la del industrial alemán. Entre ellos algunos diplomáticos españoles, con Ángel Sanz Briz a la cabeza, que arriesgó su vida mediando como embajador en Budapest por más de ¡cinco mil! judíos húngaros. Su heroísmo apenas fue tocado de soslayo por una película italiana, “El cónsul Perlasca”, mientras que aquí parecemos más proclives a llevar a la pantalla las intrépidas aventuras de Mortadelo y Filemón o El Capitán Trueno.


life in a jar
el ángel de budapest
un español frente al holocausto
otros salvadores
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16 may 2008

Iron Man tiene una salud de ídem


Esto es lo que me han dicho los que han tenido oportunidad de ver ya la película con un -por lo visto- estupendo Robert Downey Jr. (como siempre).

No pueden decir lo mismo otros superhéroes del cómic a los que Donald Graffitti, un excelente ilustrador italiano, ha retratado en franca decadencia.









15 may 2008

Día de la Familia


Me considero afortunado, entre otras cosas, por la certeza de que mis padres quisieron que yo existiera. Planificaron mi humilde irrupción en la cotidiana historia de la Humanidad, estuvieron esperándome mientras me imaginaban y finalmente me acogieron como lo que ellos deseaban: su primogénito. Que luego yo haya cubierto o no sus expectativas es otro tema, pero que querían que naciese para complementar el amor que se tenían y ampliar su proyecto de familia es innegable.

La gente tiene hijos por amor, por ilusión o por ingenuidad. También por costumbre, por inercia o por compromiso. Y, por triste que parezca, por ignorancia, por capricho y por necesidad. Necesidad, por ejemplo, de un heredero, ya sea de títulos nobiliarios, patrimonio o simple apellido. Los problemas llegan cuando el chico resulta nacer chica (que se lo pregunten a Leonor). O necesidad de auto realizarse, como esos padres que confiesan que quieren hijos para ayudarles a llegar donde ellos no pudieron por falta de medios, visión o talento. En muchos de estos casos, su pretensión genera no pocos traumas, cuando no violencia. Recuerdo, por ejemplo, aquellas imágenes de televisión en las que un padre/entrenador la emprendía a golpes con su hija/nadadora por no superar una prueba del Mundial.

Algunos hijos llegan no porque se les quiera, sino porque se les requiere. Ahí tienen el polémico caso de la sexagenaria que se inseminó artificialmente. ¿Instinto maternal tardío o simple egoísmo? No son pocos los que creen que un embarazo puede salvar un matrimonio en crisis, que logra borrar una infidelidad o que reaviva una convivencia desencantada. Cuando sale bien, perfecto. Cuando no, ese hijo se convierte en arma arrojadiza entre cónyuges a la hora del divorcio.

Por cierto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha negado la demanda de una mujer británica de ser madre biológica con los embriones fecundados por su antigua pareja sentimental. El tipo, que ha expresado su deseo de no ser padre… ¿lo habrá hecho, como asegura, porque el proyecto común ya no existe, o para evitar una futura demanda exigiéndole la manutención de ese hijo que ahora se le ha antojado a su ex? La duda ya inquieta.

14 may 2008

Ocean's Ten


Hoy se cumplen diez años de la muerte de Frank Sinatra, el primer Danny Ocean de la historia del cine.

Ganó tres Oscar de Hollywood. Uno como actor de reparto en 1953 por "De aquí a la eternidad" y dos más de carácter honorífico. Además, logró la nominación a mejor actor por "El hombre del brazo de oro".

Tampoco se le daba mal cantar, como demuestra en este singular número ("Sólo es dinero") con el irrepetible Groucho Marx:






12 may 2008

Hijos


Antes se decía que los bebés venían con un pan debajo del brazo. Ahora, como no vengan también con cereales sin gluten, leche de continuación, potitos, maxicosi, silla homologada para el coche y un largo etcétera de complementos (la palabra lo dice todo: “complementos”, o sea innecesarios) la procreación sale carísima. Y como España es el furgón de cola europeo en ayudas a la familia, tener hijos hoy, tal y como están las cosas y los tipos de interés, no es ninguna bicoca.

Hablando de “tipos interesados” en algunos países los hijos equivalen a riqueza, pero en sentido literal, ya que o bien son explotados por sus propias familias o directamente vendidos como esclavos. Y si esto es deleznable, no es menos preocupante cierta tendencia emergente a “hacerse con un hijo” como lucrativo negocio. La proliferación de hijos e hijas no reconocidos por padres ricos y famosos es el pan nuestro de cada día, aunque -éste sí- untado de caviar de beluga. A la hija de la millonaria y difunta modelo, Anna-Nicole Smith, le salieron padres hasta debajo del chupete. Es chocante, pero todos estos hombres que reclamaron la paternidad del bebé lanzaron dos mensajes simultáneos a la pequeña: “te quiero” y “tu madre era una golfa que se acostaba con todo quisqui”. Extraña manera de iniciar una relación paterno-filial.

Hay casos más complejos, como el de la mujer que ha manifestado su intención de quedarse embarazada de su marido que hace dos años que está en coma. A primera vista, un justificado deseo de unión más allá (o más acá) de la muerte. Pero la familia del esposo se ha querellado contra su decisión. La razón no es ética (como cabría esperar de un proceso que implica serios dilemas morales), sino testamentaria: el futuro hijo del comatoso heredará la fortuna de su padre; un legado que, de morir sin descendencia, iría a parar a la familia denunciante quedando excluida del mismo la esposa con sospechosa vocación maternal pseudo necrófila.

La fe cristiana mantiene que los hijos son bendición de Dios. Los filio inversionistas llaman a la bendición valor genético de rentabilidad garantizada cotizable en bolsa (amniótica).

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10 may 2008

¿Se puede ser más ingenioso?

8 may 2008

Casarse


El número de divorcios se incrementa cada año, pero la gente sigue empeñada en casarse. A los españoles, la estadística ni nos condiciona ni nos intimida. Este es un país donde se siguen comprando décimos de lotería a destajo “por si” toca, aún se pregunta aquello del estudias o trabajas “por si” cuela y Carlos Sainz no se jubila todavía “por si” algún día vuelve a ganar.

Pero si los acontecimientos de la vida dependiesen del criterio de la Dirección General de Tráfico el matrimonio sería un triángulo blanco con borde rojo, como las indicaciones de peligro. De hecho, todo lo que envuelve a una boda proyecta mensajes subliminales sobre el error que se está cometiendo.

Para empezar el concepto “despedida de soltero” sugiere el paso a una categoría inferior. Nadie celebra una “despedida de currito” si le ascienden, ni tras un divorcio liberador se montan “despedidas de casados”. El del soltero es un adiós nostálgico, de resignación y renuncia.

Luego está la música que suele acompañar la entrada de la novia en la iglesia: la marcha nupcial, que suena como una invitación a eso: a “marcharse”, a largarse de allí antes de llegar al altar. El altar, por cierto, es un inquietante lugar que en la antigüedad estaba vinculado ¡a los sacrificios! ¿No es suficiente explícito? Y qué decir de una ceremonia que implica la participación de testigos (como en los juicios) y de padrinos (como en los duelos). La semántica, como el algodón, no engaña. Ni tampoco el atuendo. Generalmente, ellos van de negro y ellas de blanco, manifestando –acaso inconscientemente- lo distintos, lo opuestos que son los consortes. Con tan simbólica vestimenta cómo ha de extrañar que su vida marital sea después de lo más gris.

Lo que más recelo produce es que a eso del casarse se le llame “contraer matrimonio”, como si de una enfermedad contagiosa se tratara. O sea que la gente contrae matrimonio como podría contraer la malaria o el cólera. Otros sinónimos de “contraer” son constreñir, crispar y convulsionar. ¿Curiosidad lingüística o señal de alarma? El actor francés Sacha Guitry lo tuvo bien claro: “el secreto de un matrimonio feliz es perdonarse mutuamente el haberse casado”.

DIALIGADOS


SOPA DE GANSO
—¿Se casaría conmigo? ¿Le dejó su marido mucho dinero? Responda primero a lo segundo.

4 may 2008

Día de la Madre


Me gusta que se celebre el Día de la Madre. Que me disculpen los que lo impugnan por su connotación comercial a gloria de los grandes almacenes. También estoy con ellos en que la festividad se ha corrompido, pero esto no la descalifica por completo.

Me gusta, digo, que se dedique un día del año a honrar la maternidad. Entre otras cosas porque, de no ser por ella, ni el que escribe estas líneas ni los que las leen estaríamos en ello. Decir maternidad es decir gestación, alumbramiento, vida. Este día reconocemos explícitamente que estamos en deuda con nuestras madres. Por habernos parido (con dolor o con epidural, por parto convencional o por cesárea programada) y por mantenernos ligados a la vida y al amor con ese otro cordón umbilical que jamás se escinde. También me lo tomo como la afirmación de un valor; un valor en descrédito, por otra parte. Porque en los tiempos que corren de culto al individualismo, de priorización de los intereses personales a los colectivos, de exaltación de la libertad antropocéntrica y de egolatría, las madres son un ejemplo de lealtad, espíritu de sacrificio, refugio y ternura. La mía, al menos, lo es. ¡Gracias, mamá!

Me gusta que haya un día de la Mujer y otro de la Madre porque son cosas distintas. Por mucho que se empeñen algunos en hacer patéticos experimentos, sólo una mujer puede ser madre… aunque no toda mujer quiera serlo. Están en su derecho, no las juzgo. Pero este día no es para ellas. Tampoco creo que lo sea para aquellas que, habiendo parido, renieguen de sus hijos, se desentiendan de ellos, sean indolentes con sus necesidades o los eliminen “por caridad”. Así como no todo el que escribe es escritor, aunque haya sufrido en el parto literario; nadie que no haya deseado ser madre está obligada a serlo, aunque el niño se haya gestado en su vientre. Y si quieren ver una forma natural y sin falsos traumas de describirlo no dejen de alquilar en dvd la película “Juno”. Se cuenta que viendo los milagros que hacía Jesús, una mujer le grito: “Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste”. Me es grato pensar que, de haber sido un poco menos académico, el autor/traductor podría haber puesto un más contundente y de seguro genuino: “¡Viva la madre que te parió!”.

la mamá de the beatles
dimitris koskinas
por el amor de una madre
cine y maternidad
todo lo que aprendí de mi madre
all about her
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1 may 2008

¿Bodas? ¡No, gracias!


The Wedding date: Save the Last Dance for Me / Michael Bublé


Con el buen tiempo llegan las tertulias de chiringuito, las ofertas en aire acondicionado y las bodas.

Enjambres de parejas con atrezzo nupcial invaden parques los fines de semana posando para el reportaje del día más feliz de su vida; o así es como se le llamaba antes de la ley del divorcio. A mí, esto de los casamientos me da muchísima pereza, además del perjuicio económico que suponen. Es lo malo de ser sociable y tener amigos: que estos acaban casándose y arruinándote literalmente cuando te invitan a celebrar con ellos su tránsito a la vida conyugal.

Quien te convida a su boda te hace una faena. Hace tiempo, después de asistir consecutivamente a tres enlaces, en casa decidimos aceptar sólo un compromiso por año. Nuestra economía familiar no puede permitirse más “invitaciones”.

Para empezar el protocolo obliga no sólo a los novios sino a sus invitados, lo que a menudo supone un gasto extra en vestuario y/o complementos. Las mujeres, además, no se libran de una completa sesión de peluquería y maquillaje. Añádase limpieza de cutis, expoliación corporal, manicura, pedicura y sesiones de UVA para garantizar bronceado envidiable, lo que dispara el gasto personal en la fiesta de otros.

Naturalmente está el regalo, porque nadie se cree eso de que “nos basta con que estéis allí, junto a nosotros”. Quien más quien menos espera que cubras, como mínimo, el descomunal dispendio que han hecho para que disfrutes de una velada que ni necesitas ni has pedido. Cuanto más despampanante es la fiesta más se resiente el bolsillo… el nuestro, claro. Si sumamos gasolina, parking, colecta, subasta, corbata, liga y tintorería no te extraña ver la mala leche con que algunos lanzan el arroz a los novios cuando salen de la ceremonia.

Confiésenlo: en estas fechas temen más al cartero que al mismísimo cobrador del frac. Las invitaciones de boda ya se equiparan a las citaciones judiciales: todo el mundo se hace el loco para que no se las entreguen. Conozco a un tipo que asegura que el mejor regalo que puede ofrecer a una pareja de novios es hacerlos desistir, convencerlos para que no se casen. Con semejante obsequio-amenaza lo de invitarle hay que pensárselo dos veces. Pues aun así hay quien se arriesga…

DIALIGADOS

"Parece que alguien tenía objeciones a esa boda y no pudo callar para siempre." (Kill Bill 1)