Ahora va el Gobierno y nos cuenta que van a subvencionar a las empresas que produzcan películas dirigidas por mujeres, ya que la proporción supone "una brecha demasiado grande para una sociedad moderna y avanzada como la española". Así que impulsarán “medidas de género” para fomentar películas “firmadas por mujeres”.
Me parece una memez; como la mayoría de iniciativas que parten de ese disparate al que llaman paridad.
En primer lugar, la creación debería medirse en términos de calidad, interés u oportunidad y no de cantidad. ¿Pero quieren números? Vale: Pilar Miró, Icíar Bollaín, Ángeles González Sinde, Maite Ruíz de Austri, Ana Díez, Isabel Coixet. ¿Les suenan estos nombres? Son las profesionales españolas que han ganado un Goya por dirigir. Siete premios en veintidós ediciones. Uno cada tres años de media. Citemos ahora las mujeres candidatas a un Oscar en la categoría de dirección: Lina Wertmüller, Jane Champion y Sofia Coppola. Sólo tres; y ninguna ganó. Cero patatero en ¡ochenta años de estatuilla! ¿No son los Estados Unidos una sociedad “moderna y avanzada”? Como diría aquel: “¡Que no estamos tan mal, hombre… (o mujer)!”.
Otro dato en el que sustentan su argumento es la cifra de mujeres que en 2007 terminaron sus estudios en las denominadas "artes del espectáculo": un 55%. Como si ser buen estudiante o incluso sacar buenas notas equivaliese a saber articular una película. Y como si el hecho de licenciarse en la Universidad garantiza una formación cinematográfica sólida. ¿En este país? No me hagan reír.
Además las propuestas parten de la (errónea) premisa de que las películas (y la creación audiovisual en general) “son” de los directores, cuando se trata de obras colectivas. Parece que han contabilizado también el número de mujeres productoras y guionistas que hacen películas en este país y les sale un raquítico 20%. Déjenme dudarlo, en especial si se incluyen jefas de producción o el sector televisivo. Basta con leer los créditos para constatar que la cifra se tambalea.
No son las “medidas de género” las necesarias para impulsar el audiovisual en España. Lo que tendrían que potenciar es la creación de historias interesantes y la escritura de buenos guiones. Y no crean que barro para casa. Vuelvo a las estadísticas que tanto parecen motivar al Gobierno: ¿Cuántos de los 25 guiones a los que el Ministerio de Cultura concede irrisorias subvenciones anualmente llegan a producirse? ¿Uno, dos… ninguno? Y eso que suele haber entre 400 y 600 candidatos por convocatoria. Una de dos: o todos son muy malos (estadísticamente improbable), o el sistema de selección y los “fallos” de los jurados dejan mucho que desear. Que se lo hagan mirar, porque esto sí que es tirar el dinero. De qué sirve gastar 600.000 euros en becar guiones que jamás se rodarán. ¿Se imaginan subvencionar planos de edificios que nunca se construirán? Pues lo mismo.
Esto guarda relación con otro de los problemas de enfoque del asunto: considerar al cine cultura en vez de negocio. O mejor llamémoslo industria, que suena menos mercantil y alude a la cantidad de puestos de trabajo que entran en juego cuando se levanta una película (con o sin dinero público) que luego es un fracaso. El cine, como la pintura, implica creación. De acuerdo. Pero ya no hay quien nos cuele que no le importa si sus cuadros se venden y que sólo pinta para expresarse. Y aunque así fuera en algunos casos, no es extrapolable a la esfera cinematográfica. Las películas se ruedan para hacer dinero (que al menos pague los sueldos y la inversión), o no se hacen. ¿Qué tiene que ver aquí el género de quien se pone detrás de la cámara?
¿Por qué el Gobierno no incentiva “su” paridad en otros ámbitos? ¿Dónde están esas mujeres fontaneros, antenistas, conductoras de autobús, albañiles, matriceros…? ¿Y los puestos de funcionarios, incluida la Sanidad Pública? ¿Es que sólo opositan mujeres? ¿Dónde están los hombres? ¿Quizá trabajando para que sus esposas (o hijas) puedan prepararse bien los exámenes?
Y ya que hablamos de “igualdad de oportunidades”: ¿La tuvieron los 112.000 seres humanos que no llegaron a nacer en 2008 pues alguien truncó sus vidas antes de tiempo amparándose en los criterios de nuestros gobernantes y sus leyes arbitrarias a favor de los derechos que quienes le interesa complacer? Son seis dígitos: la suma de las muertes en carretera, por SIDA, por violencia de género, por racismo, por suicidio… en este país multiplicadas por diez. ¿A estos adalides de la injustica social les apasionan las cifras? Pues que digieran ésta.
Me parece una memez; como la mayoría de iniciativas que parten de ese disparate al que llaman paridad.
En primer lugar, la creación debería medirse en términos de calidad, interés u oportunidad y no de cantidad. ¿Pero quieren números? Vale: Pilar Miró, Icíar Bollaín, Ángeles González Sinde, Maite Ruíz de Austri, Ana Díez, Isabel Coixet. ¿Les suenan estos nombres? Son las profesionales españolas que han ganado un Goya por dirigir. Siete premios en veintidós ediciones. Uno cada tres años de media. Citemos ahora las mujeres candidatas a un Oscar en la categoría de dirección: Lina Wertmüller, Jane Champion y Sofia Coppola. Sólo tres; y ninguna ganó. Cero patatero en ¡ochenta años de estatuilla! ¿No son los Estados Unidos una sociedad “moderna y avanzada”? Como diría aquel: “¡Que no estamos tan mal, hombre… (o mujer)!”.
Otro dato en el que sustentan su argumento es la cifra de mujeres que en 2007 terminaron sus estudios en las denominadas "artes del espectáculo": un 55%. Como si ser buen estudiante o incluso sacar buenas notas equivaliese a saber articular una película. Y como si el hecho de licenciarse en la Universidad garantiza una formación cinematográfica sólida. ¿En este país? No me hagan reír.
Además las propuestas parten de la (errónea) premisa de que las películas (y la creación audiovisual en general) “son” de los directores, cuando se trata de obras colectivas. Parece que han contabilizado también el número de mujeres productoras y guionistas que hacen películas en este país y les sale un raquítico 20%. Déjenme dudarlo, en especial si se incluyen jefas de producción o el sector televisivo. Basta con leer los créditos para constatar que la cifra se tambalea.
No son las “medidas de género” las necesarias para impulsar el audiovisual en España. Lo que tendrían que potenciar es la creación de historias interesantes y la escritura de buenos guiones. Y no crean que barro para casa. Vuelvo a las estadísticas que tanto parecen motivar al Gobierno: ¿Cuántos de los 25 guiones a los que el Ministerio de Cultura concede irrisorias subvenciones anualmente llegan a producirse? ¿Uno, dos… ninguno? Y eso que suele haber entre 400 y 600 candidatos por convocatoria. Una de dos: o todos son muy malos (estadísticamente improbable), o el sistema de selección y los “fallos” de los jurados dejan mucho que desear. Que se lo hagan mirar, porque esto sí que es tirar el dinero. De qué sirve gastar 600.000 euros en becar guiones que jamás se rodarán. ¿Se imaginan subvencionar planos de edificios que nunca se construirán? Pues lo mismo.
Esto guarda relación con otro de los problemas de enfoque del asunto: considerar al cine cultura en vez de negocio. O mejor llamémoslo industria, que suena menos mercantil y alude a la cantidad de puestos de trabajo que entran en juego cuando se levanta una película (con o sin dinero público) que luego es un fracaso. El cine, como la pintura, implica creación. De acuerdo. Pero ya no hay quien nos cuele que no le importa si sus cuadros se venden y que sólo pinta para expresarse. Y aunque así fuera en algunos casos, no es extrapolable a la esfera cinematográfica. Las películas se ruedan para hacer dinero (que al menos pague los sueldos y la inversión), o no se hacen. ¿Qué tiene que ver aquí el género de quien se pone detrás de la cámara?
¿Por qué el Gobierno no incentiva “su” paridad en otros ámbitos? ¿Dónde están esas mujeres fontaneros, antenistas, conductoras de autobús, albañiles, matriceros…? ¿Y los puestos de funcionarios, incluida la Sanidad Pública? ¿Es que sólo opositan mujeres? ¿Dónde están los hombres? ¿Quizá trabajando para que sus esposas (o hijas) puedan prepararse bien los exámenes?
Y ya que hablamos de “igualdad de oportunidades”: ¿La tuvieron los 112.000 seres humanos que no llegaron a nacer en 2008 pues alguien truncó sus vidas antes de tiempo amparándose en los criterios de nuestros gobernantes y sus leyes arbitrarias a favor de los derechos que quienes le interesa complacer? Son seis dígitos: la suma de las muertes en carretera, por SIDA, por violencia de género, por racismo, por suicidio… en este país multiplicadas por diez. ¿A estos adalides de la injustica social les apasionan las cifras? Pues que digieran ésta.
─¡No puedo dirigir una película! ¡Estoy ciego!
─Pero ¿tú has visto las películas que hacen ahora?
5 perplejos apuntes:
Resulta cada vez más difícil hablar o escribir de estos temas sin generar polémica, lo cual es una pena. Porque en cosas como ésta pasamos la barrera de la igualdad para favorecer gratuitamente a un sexo que, en principio, no tiene absolutamente ninguna desventaja a la hora de poder dirigir películas.
Totalmente de acuerdo, Perplejo.
extrañín: En términos absolutos (y conociendo la inclinación de las productoras a adaptarse a toda "imposicion" a cambio de una subvención) a partir de ahora si no eres mujer, ni menor de treinta años, ni novel lo tienes crudo para dirigir una película. Yo diría que esto es todo menos "igualdad de oportunidades"
ola
gostava que fosse ao meu blog e me deixe a sua opinião sobre as minhas telas.
obrigado
bom fim de semana
carla
arte-e-ponto.blogspot.com
Muy interesante tu blog...voy a mirar despacito a ver que sorpresas me esperan...de momento algo prepleja si estoy...será la calidad de tus entradas?? si...
Un abrazo
carla: Quid pro Quo.
carmensabes: Cuánto elogio en tan poco espacio. El que más me seduce es el de que sigas frecuentando este lugar. Bienvenida (!)
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