—Pero ¿por qué demonios vino a Casablanca?
—Mi salud. Vine a Casablanca a tomar las aguas.
—¿Qué aguas? ¡Esto es el desierto!
—Bueno, me informaron mal.
Es una de las réplicas magistrales de la historia del cine, pero hay muchas más; y algunas de ellas también tienen que ver con el agua. Porque el líquido elemento y la magia del celuloide están estrechamente ligados: por medio de diálogos, de imágenes, de metáforas...
Pretendemos una aproximación a la hidrocinefilia, la forma en cómo los cineastas han utilizado el H2O para transmitirnos todo tipo de emociones. Desde el romanticismo (besos bajo la lluvia como el de Hugh Grant y Andie MacDowell en “Cuatro bodas y un funeral”) hasta el pánico (quién no recuerda los gritos angustiados de Rod Scheider en "Tiburón": ¡Fuera del agua! ¡Todo el mundo fuera del agua!”)
Los alienígenas de “Abyss” tenían un control absoluto sobre el agua, que podían modelar a voluntad. Cómo flipamos con aquel hydrotentáculo que perseguía a Mary Elizabeth Mastrantonio (por cierto: ¿qué fue de ella?) y que después clonaba la cara de Ed Harris. Hablando de extraterrestres: no hay cosa más marciana en el cine que la gente de efectos especiales. Y a estos les encanta hacer la ola, que aunque lo parezca es una pasión que carece de connotaciones futboleras. Y si no que se lo pregunten a los protagonistas de “La tormenta perfecta”, “La aventura del Poseidón” o “El día de mañana”. Los efectos digitales han sustituido a los arcaicos mecanismos hidráulicos del cine pre ordenadores.
Cuando un film no funciona se dice que “hace aguas”; si triunfa chorrean los millones. Las majors inundan nuestras salas con películas mediocres y del cine español se dice que tiene muchas lagunas: o no se da un palo al agua o se da un baño a los productos mainstream de importación. Javier Bardem se mueve en Hollywood como pez en el agua y a los americanos se les hace la boca ídem con las hermanas Cruz, Leonor Watling y Paz Vega. Las jóvenes promesas nadan en la abundancia de proyectos mientras que las estrellas maduritas reciben los guiones con cuentagotas y capean el temporal anunciando cremas hidratantes... Y todo el mundo sabe que una historia no funciona si no hay conflicto, si el protagonista no se ve en apuros. En otras palabras: hay que ponerlo “con el agua al cuello”.
Antes de ahogarnos en prescindibles juegos de palabras, concretemos que el agua, en tanto que recurso narrativo, se utiliza en las películas como tesoro u objeto deseado, como figura antagonista u obstáculo, como escenario, como gag, como metáfora, como arma, como sistema de imagen... Ampliamos todos estos conceptos en la tercera parte de este artículo. Antes nos sumergiremos en el análisis de los poderes más cinematográficos del H2O.
En los últimos meses ya hemos tratado algunos aspectos relacionados con el agua o la ausencia de ella que soslayaremos ahora, aunque invito a la lectura de los trabajos sobre “Cine y Lluvia”, “Cine y Paraguas” y “Cine y Nubes”… Nos queda pendiente la variación “Cine y Hielo”, que no tiene nada que ver con el descontrol de temperatura en el aire acondicionado de algunas salas de proyección.
Esperamos no arrepentirnos de meternos en este charco.
CINE Y AGUA
poderes del agua en el cine 1, 2, 3, 4
el agua como elemento dramático: Pis-cines
cine y... lluvia / paraguas / nubes / bañeras
Stars & Baths
(!)
Pretendemos una aproximación a la hidrocinefilia, la forma en cómo los cineastas han utilizado el H2O para transmitirnos todo tipo de emociones. Desde el romanticismo (besos bajo la lluvia como el de Hugh Grant y Andie MacDowell en “Cuatro bodas y un funeral”) hasta el pánico (quién no recuerda los gritos angustiados de Rod Scheider en "Tiburón": ¡Fuera del agua! ¡Todo el mundo fuera del agua!”)
Los alienígenas de “Abyss” tenían un control absoluto sobre el agua, que podían modelar a voluntad. Cómo flipamos con aquel hydrotentáculo que perseguía a Mary Elizabeth Mastrantonio (por cierto: ¿qué fue de ella?) y que después clonaba la cara de Ed Harris. Hablando de extraterrestres: no hay cosa más marciana en el cine que la gente de efectos especiales. Y a estos les encanta hacer la ola, que aunque lo parezca es una pasión que carece de connotaciones futboleras. Y si no que se lo pregunten a los protagonistas de “La tormenta perfecta”, “La aventura del Poseidón” o “El día de mañana”. Los efectos digitales han sustituido a los arcaicos mecanismos hidráulicos del cine pre ordenadores.
Cuando un film no funciona se dice que “hace aguas”; si triunfa chorrean los millones. Las majors inundan nuestras salas con películas mediocres y del cine español se dice que tiene muchas lagunas: o no se da un palo al agua o se da un baño a los productos mainstream de importación. Javier Bardem se mueve en Hollywood como pez en el agua y a los americanos se les hace la boca ídem con las hermanas Cruz, Leonor Watling y Paz Vega. Las jóvenes promesas nadan en la abundancia de proyectos mientras que las estrellas maduritas reciben los guiones con cuentagotas y capean el temporal anunciando cremas hidratantes... Y todo el mundo sabe que una historia no funciona si no hay conflicto, si el protagonista no se ve en apuros. En otras palabras: hay que ponerlo “con el agua al cuello”.
Antes de ahogarnos en prescindibles juegos de palabras, concretemos que el agua, en tanto que recurso narrativo, se utiliza en las películas como tesoro u objeto deseado, como figura antagonista u obstáculo, como escenario, como gag, como metáfora, como arma, como sistema de imagen... Ampliamos todos estos conceptos en la tercera parte de este artículo. Antes nos sumergiremos en el análisis de los poderes más cinematográficos del H2O.
En los últimos meses ya hemos tratado algunos aspectos relacionados con el agua o la ausencia de ella que soslayaremos ahora, aunque invito a la lectura de los trabajos sobre “Cine y Lluvia”, “Cine y Paraguas” y “Cine y Nubes”… Nos queda pendiente la variación “Cine y Hielo”, que no tiene nada que ver con el descontrol de temperatura en el aire acondicionado de algunas salas de proyección.
Esperamos no arrepentirnos de meternos en este charco.
CINE Y AGUA
poderes del agua en el cine 1, 2, 3, 4
el agua como elemento dramático: Pis-cines
cine y... lluvia / paraguas / nubes / bañeras
Stars & Baths
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3 perplejos apuntes:
De momento poco puedo decir excepto la sensación de enormidad que sobre tus conocimientos, y experiencias me produce la visualización a vista de pájaro de sus contenidos.
Hay que venir con tiempo y la tortilla de la merienda para quwdarse aquí y verlo (leerlo) todo, despacio, saboreando tanta información, imaginando las horas, ingente cantidad de horas, que hay aquí a disposición de cualquiera, y de forma gratuita (hoy que todo cuesta).
Gracias por el obsequio de tu puerta abierta, amigo.
Scila/
Caramba! Vale la pena dejarla abierta si entran amigos como tú, Scila... Si traes la tortilla, comparte, que me chifla.
Ojala que uno pudiera mover el agua con sola mirarla :D
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