Sigue sin llover lo que hace falta en Catalunya. Mientras, en Sevilla, la gente andaba fastidiada porque los aguaceros les han deslucido su Feria. ¡Viva la solidaridad interautonómica!
Ahora han aprobado una conducción provisional desde los regantes del Ebro a Barcelona. Da igual cómo lo llamen: es un parche. Qué fue de aquel ofrecimiento de una familia de Tarragona que regalaba el agua de su pozo (con un caudal de ¡doce millones de litros diarios!). Me temo que no interesa. Para nuestra desgracia, el del agua es ahora un asunto de forcejeo político. Lo importante no es la solución sino quien la proponga. El altruismo estorba. Se trata de un conflicto entre partidos para ver quién consigue imponer su propuesta (cada uno tiene la suya), quién se apunta el tanto y se lleva el gato –o la medalla- “al agua”. Lo espeluznante no es la desertización de nuestra tierra sino la aridez en el corazón de la clase política de este país. La culpa de la sequía es de las nubes, que no descargan. Y quienes han de pagar el pato son los ciudadanos. Los políticos están ahí en medio, como si con ellos no fuera la cosa de la responsabilidad. No señalo a nadie en particular; los meto a todos en el mismo saco. ¿No hacen ellos lo mismo con nosotros? A sus ojos todos somos iguales.
Puedes renunciar a tu ducha diaria, o cambiar tus hábitos de higiene personal por otros más restrictivos; poner difusores en los grifos, ladrillos o botellas vacías en las cisternas y otros trucos domésticos para ahorrar agua sin que resulte una experiencia traumática. Esta conducta cívica y solidaria carece de valor para las administraciones. No bonificarán un menor consumo de agua, ya que se supone que es responsabilidad de todos. Pero si se te ocurre administrar según tus prioridades el agua que pagas (a precio abusivo en muchas zonas) ten cuidado. Si con el agua que tú ahorras quieres rociar esas plantas que alegran tu vida, porque cuidándolas obtienes el único solaz en tu azarosa y estresante vida… o regar el limonero que abastece todo el año a tu familia (con otro consecuente ahorro doméstico), sé discreto. Regar es regar. No importa los beneficios que aporte a tu vida ni a la de los tuyos. Les da igual que sea una maceta o una hectárea. Para los cabezas cuadradas de la Administración es una falta sancionable y han persuadido a tu vecino de que tu acto irresponsable y criminal no debe quedar impune, así que lo han convertido en su soplón. ¡Y luego nos hablan de libertad!
(!)
Ahora han aprobado una conducción provisional desde los regantes del Ebro a Barcelona. Da igual cómo lo llamen: es un parche. Qué fue de aquel ofrecimiento de una familia de Tarragona que regalaba el agua de su pozo (con un caudal de ¡doce millones de litros diarios!). Me temo que no interesa. Para nuestra desgracia, el del agua es ahora un asunto de forcejeo político. Lo importante no es la solución sino quien la proponga. El altruismo estorba. Se trata de un conflicto entre partidos para ver quién consigue imponer su propuesta (cada uno tiene la suya), quién se apunta el tanto y se lleva el gato –o la medalla- “al agua”. Lo espeluznante no es la desertización de nuestra tierra sino la aridez en el corazón de la clase política de este país. La culpa de la sequía es de las nubes, que no descargan. Y quienes han de pagar el pato son los ciudadanos. Los políticos están ahí en medio, como si con ellos no fuera la cosa de la responsabilidad. No señalo a nadie en particular; los meto a todos en el mismo saco. ¿No hacen ellos lo mismo con nosotros? A sus ojos todos somos iguales.
Puedes renunciar a tu ducha diaria, o cambiar tus hábitos de higiene personal por otros más restrictivos; poner difusores en los grifos, ladrillos o botellas vacías en las cisternas y otros trucos domésticos para ahorrar agua sin que resulte una experiencia traumática. Esta conducta cívica y solidaria carece de valor para las administraciones. No bonificarán un menor consumo de agua, ya que se supone que es responsabilidad de todos. Pero si se te ocurre administrar según tus prioridades el agua que pagas (a precio abusivo en muchas zonas) ten cuidado. Si con el agua que tú ahorras quieres rociar esas plantas que alegran tu vida, porque cuidándolas obtienes el único solaz en tu azarosa y estresante vida… o regar el limonero que abastece todo el año a tu familia (con otro consecuente ahorro doméstico), sé discreto. Regar es regar. No importa los beneficios que aporte a tu vida ni a la de los tuyos. Les da igual que sea una maceta o una hectárea. Para los cabezas cuadradas de la Administración es una falta sancionable y han persuadido a tu vecino de que tu acto irresponsable y criminal no debe quedar impune, así que lo han convertido en su soplón. ¡Y luego nos hablan de libertad!
2 perplejos apuntes:
Pues perdoneme, pero gracias a los pozos como el de esos señores, que me jugaría los meñiques, si no me dieran de comer, a que son ilegales, se ha secado mi tiera, que es La Mancha. Me cisco en los pozos y en los sondeos. Alomojó es que el pozo era ilegal y casi que mejor lo dejaron.
Y vayamonos acostumbrando, que esto acaba de empezar...
No me consta que sea ilegal. Por lo visto el Ayuntamiento de Tarragona ya utiliza el pozo para abastecer una zona de la ciudad gracias a un acuerdo con la familia propietaria de las tierras donde está el pozo y del pozo, que por lo visto -según las noticias publicadas- no toma agua de ningún otro sitio. En cualquier caso queda un poquito lejos de La Mancha. Qué manía con echar la culpa de todo a los catalanes...
Publicar un comentario