27 dic 2008

Adiós con el corazón


El año toca a su fin y el puñetero nos deja una herencia lamentable: ETA sigue matando, la crisis empeora y da la sensación de que aquí todo quisqui encuentra el motivo para sentirse orgulloso de algo menos de que va a tener un hijo. Pero, más de por lo que nos deja, le guardo cierto rencor por lo que se lleva con él. Entre otros a Joan Baptista, Michael, Pedro, Sydney, Cyd, Charlton, Heath, Roy, Paul, Irena, Van, Rafael, Robert…

Se dice que las grandes estrellas del espectáculo son mitos intangibles, pero no es cierto. Hace unos días escribí un emocionado homenaje a una de esas estrellas que tuve el privilegio de conocer: Van Johnson. Puede que su leyenda cinematográfica fuese abrumadora e intimidante, pero él era un tipo campechano, de carne y hueso, cuyo encanto y simpatía me hicieron sentir por unos minutos alguien más feliz. Se dice rápido, pero se paladea durante el resto de la vida.

Y de esto precisamente se trata.

Yo creo que las desapariciones del 2008, al menos para mi generación (aunque puede que sólo sea una impresión personal), son una pérdida profunda y seguramente irreparable. Humet, Charisse, Newman, Azcona, Masó… nos ayudaron –al menos a mí- a construir nuestra biografía. No se entiende la persona que soy, ni tampoco la que aspiro a ser, si elimino sus influjos en mi carácter, en la articulación de mis sueños, en las lágrimas que vertí y las risas que disfruté y contagié.

Joan Baptista, Rafael, Pedro, Cyd, Paul y HeathJoan Baptista Humet me enseñó a componer: a no despreciar el lenguaje, a indagar en los subtextos y las metáforas, a echar mano del diccionario más que a la memoria para encontrar sentidos a las palabras que describen las emociones. También a valorar la rima y, sobre todo, a no aspirar con tu talento a la fama sino a ser útil a los demás.

De Rafael Azcona no aprendí a escribir guiones -¡fíjate tú!- sino a asumir el discreto papel del guionista en el proceso colectivo de construir una película; sin inmodestia, pero con autoestima.

Con las pelis y series de televisión de Pedro Masó me formé en la identificación de los argumentos ocurrentes y los buenos diálogos; aquellos que él y sus amigos, como Ana Diosdado, escribían en un tiempo en que la ficción televisiva tenía el rigor y la calidad que ahora escasea. Imagino que muchos de los jóvenes escritores aspirantes a guionistas que hoy redactan más que escriben las historias con que se nutre la ficción nacional no tienen ni idea de quienes estoy hablando. Y así les/nos va.

En cuanto a Cyd abrió mi imaginación a lo que va más allá de la vista y de sus larguísimas piernas.

Paul despertó en mí -aunque a algunos les suene a chiste- la esperanza de encontrar una mujer maravillosa con la que compartir el resto de mi vida, para perplejidad de quienes hacen y deshacen con la misma facilidad con la que Eddie Felson metía bolas en las troneras.

Y Heath es uno de los tipos más honestos que he visto en pantalla: noble, esforzado, sin dobleces. Sus papeles en Destino de Caballero, 10 razones para odiarte e incluso El caballero oscuro ratifican lo que digo. Además era guapísimo. ¿Quién no querría ser como él?

A todos les digo adiós porque se han ido y porque esta verdad, como canta Serrat, no tiene remedio. En cuanto a que nunca es triste, de momento, pongámoslo entre comillas.

(!)

8 perplejos apuntes:

G. K. Dexter dijo...

Un puntito agridulce más necesario. Es esa cosa de los recuerdos y el combate contra el olvido que nos hace al fin y al cabo tan humanos.
En menos palabras: que me ha gustado el post. Mucho.

Un saludo cinéfilo.

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

En la articulación de mis sueños, en las lágrimas que vertí y las risas que disfruté y contagié.

Entrañable entrada!!!

Small Blue Thing dijo...

A mí este año se me llevó a un amigo que me regaló una cosa enorme: sus últimos meses. Va a cumplirse el aniversario ahora.

Al mismo tiempo, leer este post me ha hecho sentirme agradecida por haberles conocido, a los tuyos y al mío. Y por agradecida, feliz en cierta forma. Pero no me haga usté caso, ya sabe que la chota no me funciona muy bien ;)

Soldado Raso dijo...

Los recordamos porque nos marcaron. Hicieron bien su trabajo. Nos dijeron cosas. Los que dicen, los que comparten, nos ayudan a aprender, a crecer, son válidos para nuestro recuerdo. No dejéis de escribir. Gracias por el post "perplejo", está escrito.

Andran dijo...

Siempre he defendido la postura de que España no defiende lo suyo y que cualquier cosa que venga del extranjero es mucho mejor que lo nuestro.

Aquí hemos tenido grandes actores a los que creo que no se les ha reconocido justamente su trabajo:

Fernando Fernán-Gomez, Jose Luis Ozores, Agustín Gonzalez, Maria Luisa Ponte, Pepe Isbert, y tantos otros de los que ya nadie se acuerda.

Poco a poco todos nos van dejando y su lugar es ocupado por actores de nueva hornada que, desde mi punto de vista, no han hecho nada destacable para estar ya encumbrados como dioses del celuloide. Solamente nos quedan dos grandes, Manuel Alexandre y López Vazquez.

Anónimo dijo...

Sin duda hay personajes que nos marcan por la forma de hacer las cosas, por lo que nos han enseñado.

Enternecedor la forma en la que plasmas como te han marcado a ti.

Me ha encantado.

David Cotos dijo...

Feliz Año 2009 Hombre Perplejo.

(!) hombre perplejo dijo...

A todos: Gracias a vosotros por volver aquí, leer esta entrada y compartir vuestras sensaciones. También con ellas me ayudais a seguir formándome... Bonitas influencias.