Con frecuencia aquellos films llamados a convertirse en éxitos abrumadores de taquilla poseen los ingredientes previstos: reparto estelar, director comercial, megacampaña promocional, efectos digitales novedosos… Pero, aunque partan de material argumental interesante, la mayoría adolecen de un guión tan impecable como la gestión del resto de recursos técnicos y mercadotécnicos.
La última epopeya del hombre murciélago fue diseñada para arrasar en taquilla y ha cumplido su objetivo, al igual que “Kung Fu Panda”, “Indiana Jones IV” o “La Momia 3”, de la que hablaré otro día. Pero desde "El Golpe" (1973) ningún libreto original de "superproducción" ha logrado hacerse con el Oscar*.
“El caballero oscuro” podrá gustar más o menos. He leído algunas críticas y sorprende las múltiples y variadas lecturas que produce en los especialistas. También están las valoraciones de quienes no pueden sustraerse al ejercicio comparativo: entre el estilo de Christopher Nolan y el de Tim Burton, entre el Batman de DC y el de Hollywood, entre el Joker de Jack Nicholson y el de Heath Ledger…
Técnicamente es impecable. Riguroso, académico, audaz, elaborado. Podría utilizarse como manual de referencia y aprendizaje. Un curso comprimido de escritura cinematográfica. Es obvio que tiene sus defectos “menores”, como bien se encargan de detectar los blolegas de “Ciencia vs Ficción”; pero las licencias tecnológicas o los fallos de racord no pueden considerarse errores “de guión”, aunque a menudo se coleccionan como si así fuera.
Nunca es fácil abordar la translación de un héroe del cómic a la pantalla, pero los Nolan salen bien parados reinventando el bat-universo y llevándolo a un nivel conceptual muy superior a cualquiera de las tentativas anteriores. Lo hacen, además, con el handicap de la duración: dos horas y media de espectáculo. Y como Christopher es el responsable último del invento es lícito pensar que la historia que querían contar era ésta y no necesitaban hincharla artificialmente. No lo han hecho y el mérito es digno de destacar. Sin ir más lejos, “las calaveras de cristal” tiene una panza preocupante en el segundo acto y toda la película trasmite la sensación de necesitar un “repelado” o afinado de las secuencias.
De entre los muchos aciertos de este pulcro guión destacaría el diseño preciso de los personajes. Se habla mucho de la prodigiosa recreación de Heath Ledger (nada que objetar), pero conviene señalar que para cuando el Joker se manifiesta ya ha sido magistralmente presentado a la audiencia con recursos dramáticos y detalles determinantes de caracterización ajenos a la interpretación del actor (que se presume será oscarizada).
Paradójicamente es en el ámbito de los personajes donde el guión presenta su –a mi juicio- gran avería. Si bien la construcción de los roles protagónicos (Bruce Wayne, el Joker y Harvey Dent) es excelente, y la de los secundarios (Lucius, Gordon, Alfred) no le va a la zaga, el papel de Rachel –por desgracia la única “chica”- naufraga en una historia de héroes y villanos masculinos.
No cuestiono las consecuencias ético-sociales de esta “afrenta machista” (que dirán algunas) sino cómo tal circunstancia repercute en la trama principal.
Argumentalmente Rachel es el objeto de deseo de Wayne y Dent. Sobre esta contienda latente se fundamentan las motivaciones emocionales de ellos y gran parte de la estructura narrativa del tercer acto.
El problema es que Rachel es un personaje insulso, nada interesante. Cuando ella aparece se limita a “estar en escena”, al servicio de la historia y de los demás personajes. Por propia iniciativa nunca provoca un giro narrativo, ni se convierte en un obstáculo, ni en un revulsivo. Y lo que es peor: jamás nada de lo que ella diga o haga (que es bien poco) hace avanzar la historia. La ¿abogada? tiene muy pocas ocasiones para lucirse, y cuando le llega el turno (como en el interrogatorio a Lao) se muestra incapaz de resolver y pasa el testigo a Dent, que en un pis-pas soluciona el conflicto. Esto es grave, no porque la pobre Maggie Gyllenhaal –que no tiene la culpa- deambula por la historia como mujer batflorero, sino porque la credibilidad del núcleo argumental se resiente. ¿Cómo pueden Bruce y Harvey estar tan perdidamente enamorados de ella? (Y deben estarlo para que la trama culmine) ¿Cuál es el encanto de Rachel, su atractivo, su poder?...
No conozco las razones por las que esto ocurre, aunque es fácil imaginárselo si se repasa la filmografía de Nolan, donde los personajes femeninos han sido siempre su asignatura pendiente.
Salvo esta lacra argumental -que el director sabe encubrir con su dominio del tempo dramático, el montaje paralelo y más de un Joker en la manga-, el guión de “El caballero oscuro” no es el que nos merecíamos, pero sí el que necesitábamos.
*Sí se han dado casos en guiones adaptados, como el de “El Señor de los Anillos”.
La última epopeya del hombre murciélago fue diseñada para arrasar en taquilla y ha cumplido su objetivo, al igual que “Kung Fu Panda”, “Indiana Jones IV” o “La Momia 3”, de la que hablaré otro día. Pero desde "El Golpe" (1973) ningún libreto original de "superproducción" ha logrado hacerse con el Oscar*.
“El caballero oscuro” podrá gustar más o menos. He leído algunas críticas y sorprende las múltiples y variadas lecturas que produce en los especialistas. También están las valoraciones de quienes no pueden sustraerse al ejercicio comparativo: entre el estilo de Christopher Nolan y el de Tim Burton, entre el Batman de DC y el de Hollywood, entre el Joker de Jack Nicholson y el de Heath Ledger…
Yo me siento inclinado a destacar el guión de los hermanos Jonathan y Christopher Nolan.
Técnicamente es impecable. Riguroso, académico, audaz, elaborado. Podría utilizarse como manual de referencia y aprendizaje. Un curso comprimido de escritura cinematográfica. Es obvio que tiene sus defectos “menores”, como bien se encargan de detectar los blolegas de “Ciencia vs Ficción”; pero las licencias tecnológicas o los fallos de racord no pueden considerarse errores “de guión”, aunque a menudo se coleccionan como si así fuera.
Nunca es fácil abordar la translación de un héroe del cómic a la pantalla, pero los Nolan salen bien parados reinventando el bat-universo y llevándolo a un nivel conceptual muy superior a cualquiera de las tentativas anteriores. Lo hacen, además, con el handicap de la duración: dos horas y media de espectáculo. Y como Christopher es el responsable último del invento es lícito pensar que la historia que querían contar era ésta y no necesitaban hincharla artificialmente. No lo han hecho y el mérito es digno de destacar. Sin ir más lejos, “las calaveras de cristal” tiene una panza preocupante en el segundo acto y toda la película trasmite la sensación de necesitar un “repelado” o afinado de las secuencias.
De entre los muchos aciertos de este pulcro guión destacaría el diseño preciso de los personajes. Se habla mucho de la prodigiosa recreación de Heath Ledger (nada que objetar), pero conviene señalar que para cuando el Joker se manifiesta ya ha sido magistralmente presentado a la audiencia con recursos dramáticos y detalles determinantes de caracterización ajenos a la interpretación del actor (que se presume será oscarizada).
Paradójicamente es en el ámbito de los personajes donde el guión presenta su –a mi juicio- gran avería. Si bien la construcción de los roles protagónicos (Bruce Wayne, el Joker y Harvey Dent) es excelente, y la de los secundarios (Lucius, Gordon, Alfred) no le va a la zaga, el papel de Rachel –por desgracia la única “chica”- naufraga en una historia de héroes y villanos masculinos.
No cuestiono las consecuencias ético-sociales de esta “afrenta machista” (que dirán algunas) sino cómo tal circunstancia repercute en la trama principal.
Argumentalmente Rachel es el objeto de deseo de Wayne y Dent. Sobre esta contienda latente se fundamentan las motivaciones emocionales de ellos y gran parte de la estructura narrativa del tercer acto.
El problema es que Rachel es un personaje insulso, nada interesante. Cuando ella aparece se limita a “estar en escena”, al servicio de la historia y de los demás personajes. Por propia iniciativa nunca provoca un giro narrativo, ni se convierte en un obstáculo, ni en un revulsivo. Y lo que es peor: jamás nada de lo que ella diga o haga (que es bien poco) hace avanzar la historia. La ¿abogada? tiene muy pocas ocasiones para lucirse, y cuando le llega el turno (como en el interrogatorio a Lao) se muestra incapaz de resolver y pasa el testigo a Dent, que en un pis-pas soluciona el conflicto. Esto es grave, no porque la pobre Maggie Gyllenhaal –que no tiene la culpa- deambula por la historia como mujer batflorero, sino porque la credibilidad del núcleo argumental se resiente. ¿Cómo pueden Bruce y Harvey estar tan perdidamente enamorados de ella? (Y deben estarlo para que la trama culmine) ¿Cuál es el encanto de Rachel, su atractivo, su poder?...
No conozco las razones por las que esto ocurre, aunque es fácil imaginárselo si se repasa la filmografía de Nolan, donde los personajes femeninos han sido siempre su asignatura pendiente.
Salvo esta lacra argumental -que el director sabe encubrir con su dominio del tempo dramático, el montaje paralelo y más de un Joker en la manga-, el guión de “El caballero oscuro” no es el que nos merecíamos, pero sí el que necesitábamos.
*Sí se han dado casos en guiones adaptados, como el de “El Señor de los Anillos”.
5 perplejos apuntes:
Hombre, don Perplejo, probablemente, todas las mujeres que han pasado por Batman son precisamente insulsas. Las mujeres insulsas son muy de DC, pero en el caso de Batman es que no han lugar... salvo la chiquilla de El regreso del señor de la noche, precisamente.
A mí me parece que le sobra algo de material, y diría más: le sobran las hostias. Se las quitas, eliminas los caballitos en moto _y dejas lo justo para que no te pidan la araña gigante_, et voilà! Peli redonda.
Porque Batman NO HACE CABALLITOS. El de esa peli tampoco. grrrr...
Aún no he visto la película, pero eso de Batman haciendo caballitos en moto me recuerda a Legolas surfeando con un escudo.
En ambos casos son licencias de director, me temo. El Jackson o el Nolan guionistas jamás hubieran escrito esas concesiones juveniles. Razón: R. L. Stevenson
En cuanto al "Regreso..." creo que -por expreso deseo de Miller- van a fichar a Stallone (como Batman decrépito) y a... ¿Dakota Fanning como Carrie Kelley?
Me suscribo por completo a lo que dices, y sobretodo hacia el personaje de Rachel, es íncreible que dos personajes de la talla de Wayne y Dent, se mueran por lo huesos de la insulsa Rachel.
Gracias por los comentarios en mi blog, como podrás observar, te he copiado en cuanto al Gadget de las reacciones de los comentarios.
Saludos
Serreina: Mundos paralelos, compañero cinéfilo !)
Publicar un comentario