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Estos días se habla mucho de síndrome post-vacacional, vuelta a la rutina y Liga de Fútbol. En petit comité los términos se confunden y el personal comparte experiencias de ligues vacacionales, fútbol rutinario y síndrome de la Vuelta (ciclista). En cambio, los medios no prestan tanta atención a una costumbre ancestral que ejercita el más pintado y que suele conocerse como “el vacile de septiembre” o “el pique a la baja”.
La práctica consiste en demostrar a los demás que durante el verano uno ha conseguido el artículo o el servicio más espectacular (de ahí el vacile), pero por muy poco dinero o gratis (de ahí lo de “a la baja”). Aunque algún spot de coches explote el argumento, el español no es de los que recurre a la ostentación para impresionar al otro. Más bien al contrario. Aquí se camufla la calidad de vida con consignas-barricadas del tipo “vamos tirando” o “podría ir mejor”. Si hasta el que gana el Gordo de Navidad suelta aquello de “servirá para tapar unos agujerillos…”…
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Los compañeros del trabajo se disputan el cetro del “chollero” del verano con pujas invertidas: la mejor ganga de las rebajas, el hotel todo incluido a precio tirado, un crucero lujosísimo 2x1… Cuanto mayor es el chollo que explica el interlocutor, más revestimos nuestra proeza para derrotarle “por la mínima”.
El otro día metí a la familia en el coche y nos fuimos a un pueblecito de la costa. Tras un largo paseo que nos abrió el apetito descubrimos, semioculto en una callejuela, un restaurante donde probamos los calamares más deliciosos del mundo. Después fuimos a la playa y los críos se lo pasaron en grande con unas atracciones inflables que el Ayuntamiento pone a disposición de los turistas. Mientras los chicos jugaban en la orilla me sumergí en una mar serena y sentí cómo la herida de la pierna iba mejorando con el yodo y la sal. Durante casi una hora sometí a mis pies a una terapia de masaje y exfoliación caminando sobre la arena. Después nos sentamos y contemplamos juntos uno de esos atardeceres que imaginan los acuarelistas… Total: con lo que nos ahorramos en atracciones, medicamentos, balneario, reflexoterapia, esteticién y espectáculo no habrá quien nos discuta el puesto de honor en el Olimpo de los Chollos.
La práctica consiste en demostrar a los demás que durante el verano uno ha conseguido el artículo o el servicio más espectacular (de ahí el vacile), pero por muy poco dinero o gratis (de ahí lo de “a la baja”). Aunque algún spot de coches explote el argumento, el español no es de los que recurre a la ostentación para impresionar al otro. Más bien al contrario. Aquí se camufla la calidad de vida con consignas-barricadas del tipo “vamos tirando” o “podría ir mejor”. Si hasta el que gana el Gordo de Navidad suelta aquello de “servirá para tapar unos agujerillos…”…
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Ahora que atravesamos una crisis económica, qué mejor alarde que gastar menos que los demás, pero obteniendo mayores beneficios. Esto sí que es más castizo que la tortilla de patatas: provocar envidia.
Los compañeros del trabajo se disputan el cetro del “chollero” del verano con pujas invertidas: la mejor ganga de las rebajas, el hotel todo incluido a precio tirado, un crucero lujosísimo 2x1… Cuanto mayor es el chollo que explica el interlocutor, más revestimos nuestra proeza para derrotarle “por la mínima”.
El otro día metí a la familia en el coche y nos fuimos a un pueblecito de la costa. Tras un largo paseo que nos abrió el apetito descubrimos, semioculto en una callejuela, un restaurante donde probamos los calamares más deliciosos del mundo. Después fuimos a la playa y los críos se lo pasaron en grande con unas atracciones inflables que el Ayuntamiento pone a disposición de los turistas. Mientras los chicos jugaban en la orilla me sumergí en una mar serena y sentí cómo la herida de la pierna iba mejorando con el yodo y la sal. Durante casi una hora sometí a mis pies a una terapia de masaje y exfoliación caminando sobre la arena. Después nos sentamos y contemplamos juntos uno de esos atardeceres que imaginan los acuarelistas… Total: con lo que nos ahorramos en atracciones, medicamentos, balneario, reflexoterapia, esteticién y espectáculo no habrá quien nos discuta el puesto de honor en el Olimpo de los Chollos.
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