Los mejores bancos de nuestra vida [Sala 2]

Continuamos con nuestra webxposic(!)ón de "Los mejores bancos de nuestra vida". Tras el arranque, la exitosa apertura de la Sala 1 y el homenaje a David Carradine, abrimos hoy una nueva Sala repleta de bancos cinematográficos y las historas a las que dieron pie (o asiento). Si os gusta la serie, prometo que habrá más.

“El incidente” tiene uno de esos arranques que producen un desasosiego del que no logras desprenderte durante el resto de la película; e incluso mucho tiempo después de que ésta haya terminado. Todo se inicia en un parque con dos amigas sentadas en un banco de los que componen una larguísima hilera. De pronto algo llama la atención de una de ellas (¡esa mirada!), mientras la otra deja de leer y… (!)

Hasta todo un campeón de sustos se siente atemorizado por la “monstruosa” criatura que se ha colado en su mundo. El gigante Sully se ve acorralado por la pequeña en el vestuario y se sube al banco como si ello fuera a librarle de su acoso. Confesémoslo: ¿quién no quisiera ser Boo y abrazar a tan entrañable peluche azul de dos metros?

En esta joya de John Ford, el banco, como el personaje que han venido a velar los presentes, no se ve. Pero está. ¡Hay tantas, pero tantas cosas extraordinarias en este film! Algún día me animaré a publicar por entregas un estudio que hice sobre el mismo para el Curso de Cine de la Universidad de Valladolid. Toparme con “El hombre que mató a Liberty Valance” fue algo así como entender por qué el cine es considerado un arte.

Otro de mis films favoritos es esta adaptación que hizo para el cine Frank Darabont de la historia de Stephen King. Dos hombres condenados a “Cadena perpetua” convierten los bancos del patio de la penitenciaría en su refugio de juego y confidencias. Magistral la pregunta de Andy a 'Red' después de veinte años de convivencia entre rejas: “Tú y yo empezamos a ser amigos, ¿no?”. (!)

En “Alguien voló sobre el nido del cuco” McMurphy y el jefe indio Bromden también están "prisioneros" y también se hacen amigos. Aunque allí no hay alcaldes corruptos ni guardas violentos, la enfermera Ratched es peor que cualquiera de ellos. En el banco del pasillo, ambos esperan a recibir su “castigo” por ser diferentes; pero al final del túnel y las descargas les espera la libertad.

Una de las múltiples funcionalidades de un banco es la de servir de sala de lectura, a poder ser al aire libre, embriagado por el perfume del entorno, sintiéndose el lector libre en medio de la naturaleza al tiempo que atrapado por las palabras. En “Fahrenheit 451” los bancos son ocupados por quienes leen para convertirse en libros humanos. (!)

Y del alumno Truffaut al maestro Hitchcock, recordando una de sus clases magistrales de cómo se construye una secuencia en “Los pájaros”. O de cómo Tippi Hedren empieza fumando en un banco sobre la colina y acaba asediada en una cabina telefónica por aves kamikazes. Como diría aquel: “No hasse falta decir nada más”… (!)

Neo necesita que alguien aclare sus dudas y dé respuestas a sus preguntas sobre “Matrix". El Oráculo parece dispuesto a echarle un cable, pero lo cierto es que cuando deja al muchacho solo en el banco a éste se le multiplican los problemas… Una situación idéntica la vive otro personaje de gran calado –este televisivo- en… (!)

Acabo esta SALA 2 con una secuencia emotiva de “El cielo sobre Berlín”, en la antítesis de la que encabeza esta serie. Sucede en el metro: un hombre está triste, apesadumbrado… hasta que Damiel, un ángel que empatiza más allá de su naturaleza con la humanidad, le consuela poniendo su mano sobre su hombro. De pronto el hombre, que no percibe esa presencia espiritual, empieza a sentirse aliviado. ¡Qué grande Wenders!

ANEXO

Kowalski y El ratón Tintero han coincidido en rescatar de la web uno de los bancos más recurridos… por los humoristas.