16 dic 2008

Dame un silbidito / 3

ESTE ARTÍCULO ES CONTINUACIÓN DE: “Dame un silbidito / 2”

«–¿Sabes que te pareces a uno que vale 3.000 dólares?
–Sí, pero tú no te pareces al que los va a cobrar.»

Tabernas (Almería, año 1965). Sergio Leone rodaba una secuencia cumbre del spaguetti western mientras su amigo Ennio Morricone componía en su estudio la banda sonora del film que redondearía la Trilogía del dólar, que les consagró a ambos como forjadores del género... junto al circunspecto "hombre sin nombre".


Se cuenta que Morricone intentó imitar el sonido de las hienas cuando compuso el tema principal de El bueno, el feo y el malo (por cierto: ¿Quién es cada cuál?). Era una metáfora del conflicto de los personajes, peleándose como animales por hacerse con el botín. Malas lenguas atestiguan que es el silbido más repetido en el gremio de la construcción, tras el imbatible chiflido piropeador cuando pasa una fémina junto a la obra.

EL MAESTRO SILBADOR

Aunque resulte difícil de creer, este trompetista reconvertido en artífice de algunas de las bandas sonoras más emblemáticas del siglo, no ha conseguido jamás un Oscar por sus composiciones. Nació el mismo año que los premios, hace ocho décadas, y la Academia tuvo que reparar este despropósito haciéndole entrega hace dos años de una estatuilla honorífica. El inspirador de Cinema Paradiso, La Misión, Los intocables de Eliot Ness y casi toda la filmografía de Sergio Leone trabaja actualmente en la partitura de la última aventura tras las cámaras de Quentin Tarantino…



«Nunca me gustaste. Es más: te aborrezco. Pero eso no quiere decir que no te respete. Morir mientras duermes... Un lujo que pocas veces podemos adquirir. Éste es mi regalo para ti...»

Elle Drive (Daryl Hannah), su parche y su paraguas avanzan por los pasillos del hospital. Tiene una misión que cumplir: liquidar a "la novia" (Uma Thurman), que permanece en coma tras haber sido brutalmente agredida y recibir un disparo. La esbelta asesina está encantada con su misión y, vestida de blanco impoluto, silba una macabra melodía que ambienta la tragedia que está a punto de producirse.


La angustiosa secuencia fue planificada a base de travellings y pantalla dividida para mostrar simultáneamente (al modo polivisión) el contraste entre víctima y verdugo. Pero Tarantino, cuya mayor virtud es la de ser un extraordinario (y a veces inadvertido) imitador, tomó prestado el inquietante silbido de la partitura que el gran Bernard Herrmann había compuesto para un film británico titulado Twisted Nerve (Nervios rotos).

Esta afición de Quentin a utilizar ideas de otros para articular sus films (llámese homenaje, llámese pereza) ha sido reconocida por él mismo. Se dice que llegó a ofrecer un millón de dólares a quien identificara todas las referencias que había colado en las dos entregas de Kill Bill. En esta secuencia, al menos, hay cuatro. Con o sin alevosía plagiaria he aquí una utilización dramática del silbido como presagio malvado en labios de una psicópata, que el mismo realizador –por aquello de rizar el rizo– incluyó como guiño en otro de sus films, Death Proof, reconvirtiendo el silbido de Herrmann en politono del móvil de Abernathy, personaje interpretado por Rosario Dawson.

LA MAESTRA SILBADORA

Apodada Crótalo de California por su habilidad en el uso de los venenos, el personaje está inspirado ─como no podía ser de otra manera tratándose del bueno de Tarantino─ en Madeleine, la protagonista de un film sueco muy violento que se titulaba Thriller-en grym film aka They call her one eye, algo así como "La llamaban la tuerta". La razón, obviamente, "salta a la vista".

En cuanto a la referencia original...
Twisted nerve
es un thriller psicológico muy british dirigido en 1968 por Roy Boulting, quien acabó casándose con su protagonista: Hayley Mills, aquella niña "repetida" de Tú a Boston y yo a California decidida a cambiar de registro rompiendo con su imagen cándida e infantil. Curiosamente ─en el cine todo está perplejamente conectado─ Mills también había rodado unos años atrás un film de oportuno título para el tema que nos ocupa: Cuando el viento silba.

En la siguiente secuencia podemos apreciar el silbido compuesto por Herrmann en el contexto para el que fue concebido originalmente.

Además, los asiduos a este blog podrán comprobar en algunos detalles que aparecen la perpleja vinculación entre estas imágenes y los contenidos de mis monográficos.

Los créditos iniciales de la película con el silbido orquestado aquí.



«─¡Qué pelota más bonita! ¿Cómo te llamas, niña?
─Elsie Beckmann.»

Si el sombrero y el látigo nos remiten a Indiana Jones y la Magnum 44 a Harry el sucio, el silbido es la marca identidaria del asesino en la escalofriante cinta M, rodada en la oscura Alemania post Primera Guerra Mundial


Fritz Lang, uno de los maestros del cine mudo alemán, decidió dar el paso al sonoro llevando a la pantalla la historia de un horrendo psicópata, caníbal, violador, pirómano, necrófilo y asesino de niñas que aterrorizó Düsseldorf en 1929. Nos presentó al personaje como una sombra que se proyecta en un cartel que advierte de su maligna presencia a los ciudadanos. Desde entonces sabemos que va a atacar porque el personaje silba una misma melodía de forma recurrente. Es muy interesante que Lang decidiera jugar tan fuerte con el sonido (que recién acababa de incorporarse al cinematógrafo) vinculándolo a la identidad del criminal como leitmotiv. La melodía que éste silba continuamente es un fragmento de Peer Gynt, de Grieg, lo que supone una perversión consciente que acentúa su valor simbólico. Además, el silbido se acelera a medida que el asesino empieza a excitarse por la inminencia del crimen que va a cometer, lo que le imprime una siniestra y desasosegante intencionalidad dramática.

EL MAESTRO SILBADOR

Aunque Peter Lorre encarnó al sanguinario Peter Kürten, no es él quien silba realmente su perversa melodía. Con la llegada del sonoro también aparecieron los primeros trucos de montaje de audio. Tuvo que ser el propio director quien grabara el silbidito del asesino, ya que el actor se veía incapaz de mantener el resuello el tiempo suficiente.


PRÓXIMA ENTREGA: “Dame un silbidito / 4”

(!)

14 perplejos apuntes:

El Ratón Tintero. dijo...

Tarantino te podrá gustar más o menos… o nada, pero creo que jamás se le podrá acusar de plagiador; plagiar es otra cosa.
Él no esconde nada, es pura evidencia, y su originalidad estriba en eso: en la capacidad de dar una vuelta más de rosca al tornillo, incluso hasta pasarlo a veces.
Yo siempre premiaré la originalidad, así que quitaría ese entrecomillado, porque es un loco original, con todas las letras :-)
Cuestión de gustos :-P

Guillermo dijo...

Primero que nada darte la enhorabuena por tu blog, es fantástico. Tus reseñas sobre los silbidos me han emocionado y me han hecho rememorar muchas historias.
¡Felicidades!

P.D. Te leeré siempre que tenga un hueco. Si te apetece hazme una visita y si te gusta agrégate a seguidores

(!) hombre perplejo dijo...

Ratona: He retocado el párrafo de Tarantino para que veas que siempre escucho y para que no me acusen luego de ser "demasiado seco". !D

(!) hombre perplejo dijo...

Guillermo: ¡Bienvenido a esta sala de cine! No cerramos a mediodía y tenemos sesión matinal y golfa a precios reducidos... Gracias por venir y por tu promesa de regresar. !)

El extraño desconocido dijo...

Admirable toda esta serie sobre los silbidos, nunca habría pensado que daría para tanto, hombre.

(!) hombre perplejo dijo...

Extraño: Pues aún quedan dos entregas... aunque con las aportaciones que estoy recibiendo daría para otra más... Yo soy de la opinión -y creo que es la génesis de este blog- de que hay una imagen cinematográfica para todo en la vida. Muchas gracias por seguir "conectado" a esto y Feliz Navidad!

Andran dijo...

Lo que quizás poca gente sabe es que el autor de muchos de estos silbidos es español y se llama Curro Savoy, conocido como el rey del silbido.

(!) hombre perplejo dijo...

Yo entre ellos. Muchas zenkius por la aportación, Andran. Habrá que incluirle por méritos propios en el monográfico. Si tienes más referencias... me irían de perlas. !)

Anónimo dijo...

Lo que se aprende viniendo por aquí... Me encantan estos monográficos tuyos, Perplejo, documentados con rigor y dotados de un estilo ágil, delicioso y socarrón.
Y que conste que no es peloteo, ¿eh?, pero que sepas que la película de mi vida es "Antes del amanecer"... o quizás "Antes del atardecer", jajajaja, por si la información te fuera de alguna utilidad...

besos

(!) hombre perplejo dijo...

Euralia: Una vez más gracias por tus cumplidos. Da gusto saber que te leen así. No tengo palabras.

En cuanto a "lo otro"... ¿junto a quién querrías aparecer: Ethan, Julie o los dos? Espero tus fotos... !D

Farándula dijo...

Sobre silbidos, no sé si ya se habrá mencionado anteriormente, uno muy característico es el del asesino Gualteiro Malatesta en las novelas de Alatriste. No recuerdo si incluyeron el detalle en la película (o, mejor dicho, no me quiero ni acordar) pero en los libros era su signo distintivo.

(!) hombre perplejo dijo...

Farándula: Siempre tan colaboradora. Lo investigaré. !)

Erica dijo...

Hola.
Hace años vi perros de la calle y no me gustó para nada, pero le di otra oportunidad a Tarantino con Del crepúsculo al amanecer, tampoco me simpatizó, así que dejé de ver sus pelis.
Pero cuando armé el blog de cine me recomendaron Kill Bill...y me encantó, así que le di una nueva oportunidad al tipo. No sé si es que maduré o qué, pero ahora sus películas me gustan.

Saludos

(!) hombre perplejo dijo...

Erica: Pues fíjate que a mí me parece que una de las cosas más originales y divertidas que ha escrito es precisamente ese temprano guión de "Abierto antes del amanecer"... Perplejos saludos !)