Tráfico saca pecho por el descenso de mortalidad en las carreteras la pasada Semana Santa, pero como decía alguien sensato: “Menos muertos son muchos muertos”.
En el siglo del GPS, los ordenadores de a bordo, el bluetooth y los satélites, preocupa que la DGT parezca obcecada en la filosofía del flasheo como único argumento para combatir la conducción temeraria. Su último avance tecnológico es un radar sofisticado que permitirá a los agentes calcular, a partir de determinada distancia y el tiempo empleado en recorrerla, si un automóvil ha sobrepasado los límites de velocidad y, por tanto, ha de ser sancionado. Estas parecen ser las palabras clave: perseguir y castigar, penalizar… multar.
Mientras los que gestionan el Tráfico sucumben al afán recaudatorio, ha tenido que ser una empresa privada -catalana para más señas- la que ha invertido en I+D para perfeccionar lo que llaman el SENY (Sistema Experimental de Navegació Ynteligent). Sí, es una errata a posta con irónica intención semántica.
Basada en la tecnología del cruise control (velocidad de crucero), que permite al conductor determinar una velocidad constante que el vehículo mantiene de forma automática, el SENY es un software de navegación opcional que garantiza el cumplimiento escrupuloso de los límites de velocidad permitidos en cada tramo de la carretera. El sistema detecta las señales que actúan a modo de balizas y corrige mecánicamente la celeridad del vehículo, impidiendo que supere la velocidad punta permitida en cada tramo aunque el conductor acelere consciente o inconscientemente. Por seguridad esta navegación responsable puede desconectarse a voluntad con un simple botón, pero mientras está activa, evita legítimamente el acoso y derribo de los radares policiales.
Las ventajas del SENY son tan obvias que la pregunta no es si este dispositivo inteligente de navegación mesurada se comercializará con éxito, sino si las instancias correspondientes permitirán su aplicación o, por el contrario, prohibirán su uso argumentando alguna suerte de ilegalidad. Se sabe de proyectos similares en el ámbito universitario que fueron sospechosamente cancelados. Para según quien, un sistema que reduce considerablemente el número de multas por exceso de velocidad suena amenazante. (!)
1 perplejos apuntes:
Somos víctimas de la velocidad los lentos atropellados; y es por eso que hay miseria en el mundo. Si se fuera más lento en el desarrollo, habría la necesidad de utilizar más mano de obra. Y por supuesto más gente participaría en la economía. Los egipcios, nuestros más selectos antepasados, se inventaron que había otra vida no más para generar trabajo haciendo sarcófagos y pirámides, o bien editando El libro de los muertos, esa simple suposición movió la economía de esa nación por muchos siglos. Ahora las preocupaciones humanas son distintas para los veloces y las mismas para los lerdos que no ven más allá de sus narices porque poseen una mente egipcia al servicio de las castas religiosas.
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