1 ene 2010

Qué Nochevieja la de aquel año


Me pregunto a cuento de qué viene que los españoles nos deseemos lo mejor de cara al nuevo año cuando la perspectiva más o menos sistematizada es empezarlo emborrachándose, pasando sus primeras horas de juerga, resaca o dormidera, y convirtiendo el uno de enero, de entrada, en una festividad; lo que equivale a decir que ya nos pondremos a ello más adelante, que lo primero es descansar, no dar un palo al agua y, si se puede, irse de mini vacaciones, o a esquiar, en vez de arrimar el hombro desde el primer momento y trabajar duro para invertir la tendencia al descalabro.

De suyo, la noche de fin de año, para los que no se apuntan al cotillón y el riesgo en la carretera, se reduce a digerir la oferta televisiva especialmente diseñada para la ocasión. Y este año, más que nunca, me ha dejado sumamente perplejo:

Para empezar TVE lleva días vendiéndonos su gran cambio bajo el slogan “SinPubli”, añadiendo que esto es porque nosotros, los espectadores-contribuyentes, es lo que queremos. Y en su nueva política de moderación han querido añadir a la restricción publicitaria y financiera la creativa, puesto que no se les ha ocurrido otra cosa que arrancar el año con una maratón de imágenes del pasado tirando de archivo. (Volver a) ver actuaciones de José Luis Perales, Mocedades, Mecano y Abba en décadas pasadas no es tan penoso per se. Peor es comprobar que en las galas navideñas –supuestamente en directo- los mismos artistas participan (simultáneamente) en los programas de distintas cadenas. Lo que ocurre es que, en su ingenuidad, uno también piensa que una televisión pública con una plantilla de cientos de profesionales-funcionarios, con el sueldo garantizado de por vida, debería ofrecer -y más en momentos donde el resto de la población las pasa canutas-, cuanto menos, ingenio, creatividad, innovación y esperanza (que, por cierto, suelen crecerse ante la escasez de recursos económicos). De lo contrario, ¿para qué les pagamos? ¿“SinPubli”? Vale; pero también queremos “SinPanching” y “SinMorring”.

Si lo de TVE es lamentable no se me ocurre un calificativo para lo que he visto esta madrugada en otras cadenas y que me lleva a concluir que atravesamos una crisis todavía más profunda de la que confesamos. Esto queda reflejado en muchas cosas, pero de manera fehaciente en la forma en cómo abordamos el humor.

En Telecinco, por ejemplo, ofrecieron un episodio especial de “La que se avecina”, serie cuyo único y legítimo objetivo es hacer reír. Uno de los momentos más “hilarantes” de la trama consistió en la odisea de un grupo de personajes beodos hacinados en un coche que, para garantizar “la carcajada”, se topaban con un control policial. Los guionistas explotaron la secuencia al máximo: el conductor no sólo iba pedo –como el resto- sino que además le habían retirado el carnet de conducir, llevaba una bata de guatiné y lo justificaba diciendo que era transexual, mentía a la Guardia Civil mientras a otro le entraba un ataque de risa, se caía en redondo al suelo, los compañeros le alentaban al soplar, su tasa de alcoholemia triplicaba la permitida, pedía comprensión al agente “porque era Nochevieja” y al final, cuando se lo llevaban detenido, se escapaba con sus amigotes en el coche a toda velocidad ante la impávida mirada de la Guardia Civil. ¿Divertido? Puede ser. Pero ¿no les parece de lo más inapropiado para una noche como ésta? Hacer mofa de conductas delictivas que incrementan cada año el número de muertes en la carretera a mí me resultó de mal gusto y desproporcionadamente fuera de lugar.

No se quedaron atrás otras cadenas. Por ejemplo, en la Sexta Berto y una chica monísima de la que soy incapaz de recordar su nombre tanto como de olvidar su precioso canalillo (que de eso va el asunto, por cierto), representaron un sketch minutos antes de las campanadas (momento de máxima audiencia) en el que la gracia estaba en cómo el uno abofeteaba a la otra, y en cámara lenta. Puede que, en su afán de resultar graciosos, los creativos de El Terrat olvidaran que otra de nuestras lacras actuales es la violencia de género y que su gag resultaba también inoportuno y muy desatinado. Como diría el propio Buenafuente: “Llámenme quisquilloso, llámenme tocapelotas…” pero fue hacer zapping de una cadena a la otra y encontrarme con estas imágenes de chanza sobre temas que justamente no deberían tratarse en clave “de humor”; o no al menos de ese humor supuestamente intrascendente.

¿Casualidad? Seguramente; pero cual no fue mi sorpresa cuando al recurrir a la siempre ponderada TV3 me encontré con algunos personajes del defenestrado “Cor de la ciutat” haciendo dos cosas: 1) boicoteando las campanadas con pancartas donde pedían salvar la serie, y 2) atando y amordazando a presentadores habituales de la cadena y manteniéndolos secuestrados en el bar emblemático de la telenovela. Todo muy guionizado con vistas a entretener al personal y mantener una digna cuota de pantalla. Pero recurrir precisamente a estos asuntos no parece un acierto sino lo contrario; máxime cuando el país experimenta una avalancha de EREs, nos queda cerca el "Alakrana" y nuestros cooperantes siguen secuestrados en Mauritania por gente que va muy en serio. Supongo que lo que se dice “gracia” no habrá hecho a familiares, amigos y personas sensibilizadas ante tales sucesos.

Las personas reales se quedan sin trabajo; cada día. Que esto ocurra a personajes de ficción es irrelevante. Y en cuanto a los profesionales que dejan de interpretarlos, a nadie escapa que son recolocados inmediatamente en otros proyectos de la casa, o incluso en la misma serie que sustituye a la conclusa; luego su reivindicación –aunque sabemos que es un gag- suena a chacota con nula gracia. En el asunto del secuestro no quiero incidir, por obvio; pero echar mano de él como recurso para conseguir objetivos (aunque sea el argumento de un distendido sketch de Nochevieja) no hace sino confirmar una evidencia que duele.

Esta falta de tacto (incluso de cor/corazón) por parte de quienes perpetraron la televisión de la pasada Nochevieja (guionistas, directores, productores, programadores…) ¿es coyuntural o un síntoma de que algo más grave anida en sus conciencias?

Si te ha gustado este contenido y/o el blog...
votar

    12 perplejos apuntes:

    Trepamuros dijo...

    Creo que lo has dicho todo bien claro. La simplificación más llana sería que la programación de Fin de Año es una mier** (y del resto del año también). Aunque no ví el especial de José Mota entero, sólo una parte, creo que su humor es mucho más inteligente y bastante apropiado. Hombre, como digo no lo ví entero, con lo cual no sé si parodió alguna cosa fuera de lugar.

    El tema de los programas de fin de año a mí es que me hace vomitar. Todos calcos unos de otros, sin un ápice de originalidad ni afán de serlo. Presentadores sobreactuados hablando maravillas unos de otros, haciéndole la pelota al cantante de turno y con esas sonrisas forzadas que al acabar de grabar debe de dolerles la cara de tanto estirar la piel y los dientes, de tanto apretarlos. Yo preferiría que pusieran una buena película y un buen programa de humor antes que toda la bazofia insufrible y carente de gracia, sensibilidad o trascendencia que emiten. Cómo se echan en falta los tiempos de Martes y 13.

    ana villanueva dijo...

    Absolutamente de acuerdo. El programa de Jose Mota me gustó, aunque tampoco lo vi entero. Felicidades. Saludos!

    Patty di Fussa dijo...

    Me pregunto si estos "sketchs" (me temo que no lo he escrito bien), estarían escritos de hace mucho tiempo, más que nada porque no han tenido nada de sensibilidad ante lo que está aconteciendo actualmente a nuestro alrededor, se han lucido. Me consta que debe de ser muy difícil escribir algo y conseguir que la gente se ria pero es que a cual peor...

    Felicidades, empiezas el año cañero... me encanta!

    Dr. Quatermass dijo...

    Amigo (!)perplejo, completamente de acuerdo con la basura televisiva y que a veces se frivoliza con según que temas, pero hombre, si pretendemos un humor tan impoluto y politicamente correcto, vamos a tener que avisar a Arévalo y revivir a Eugenio.

    Saludos!

    Sergio Reina dijo...

    Coincido contigo, la tele, esta para una renovación casi total. Lo de la Esteban no tiene nombre. Estoy por borrar telecinco de mi TDT, porque es una cadena que me da vergüenza ajena.

    Saludos

    Unknown dijo...

    Completamente de acuerdo, menos mal que tengo una buena colección de DVD's, y directamente paso de la tele, pero es vergonzoso que para ver buena tele haya que acudir a canales de pago como, Fox, AxN, calle 13, etc.

    (!) hombre perplejo dijo...

    Trepamuros: Apuesto, como tú, por un reformateo de la programación, no ya de Fin de Año sino de todo el periodo navideño !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Ana: Mota tiene un cómplice idóneo para su estilo: la propia cadena, que tiene el mejor departamento de decorados que un humorista pueda desear !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Patty: Lo malo de empezar cañero es: cómo acabaré entonces !) La verdad es que el cuerpo me lo pedía !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Quatermass: Lo molesto de cierto humorismo es que destila un envanecimiento que le desprestigia. La humildad, en el humor, dice mucho del humorista y acrisola el estilo !)

    En cuanto al humor que tú llamas impoluto ahí tienes, por ejemplo, a "Les Luthiers", cumpliendo 40 años de éxito brutal sin haber "meado fuera de tiesto" jamás !) ¿Un especial "Les Luthiers" para Fin de Año en el 2010? ¿Por qué no?

    Lo de "políticamente correcto" ya sabes que a mí me chirría como al que más !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Serreina: La televisión de hoy es lo más parecido a un supermercado: coges lo que necesitas o lo que está de oferta. El problema es que muchos de los productos disponibles hace tiempo que están caducados o cuestan más sólo por la marca !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Gallego: La ficción está cubierta por el dvd y esos canales que citas; pero la televisión pura, como entretenimiento, es más dificil de encontrar !)