Presumo que si fuera el director de campaña de Barak Obama estaría orgulloso no tanto del resultado electoral como de la extraordinaria repercusión popular del eslogan “Yes, we can”. No es fácil ingeniar una consigna que todo el mundo incorpore a su vocabulario más allá de efímeras gracietas tipo “Geropa!” o “No, hija, no”. Momentos inspirados puede tenerlos cualquiera, del monarca al bufón; o lo que es lo mismo: del “¿Por qué no te callas?” al “¿Te da cuénnn?”. Pero queda al alcance de muy pocos elegidos dar con “la chispa de la vida” o definir un sentimiento complejo como algo “més que un club”.
Los creativos del nuevo inquilino de la Casa Blanca no es que fueran muy originales. De hecho su invento no es más que una versión algo sofisticada del transpirado “¡Vamos!” de Rafa Nadal (a su vez un claro homenaje a la veterana Arantxa), con reminiscencias –dicen- al “Si quieres, puedes”, explícito mensaje de la farmacéutica Pfizer a propósito de la disfunción eréctil.
El yeswecan demócrata pro-presidencia USA se adoptó más o menos a la par del podemos cuatrero pro-selección española, con idéntica afiliación populista y rimbombancia mediática. Y, aunque el grito de guerra está a medio camino entre la autoafirmación y el anhelo, no puede negarse su brillante resultado final. Quizá por este halo triunfalista y triunfador nadie escapa a la tentación de (re)utilizar el “podemos” y sus derivados, que empiezan a manifestarse allá donde los ojos detienen su vista: spots de la Obra Social de Cajamadrid (Sí, podemos), campaña institucional de la Generalitat (Som-hi!), lema corporativo de entidad bancaria (Fem-ho!)… Con lo que es previsible que pronto tales consignas encabecen lo mismo vallas publicitarias sobre el ahorro energético que una manifestación nacional por el fin del terrorismo.
Y así se convierte en coletilla de moda que se incorpora a la calle, la publicidad y las conciencias lo que no es sino un manifiesto de la pobre creencia del ser humano en sí mismo, que necesita auto alentarse una y otra vez para decidirse a asumir cualquier reto, ya sea político, deportivo, cívico o personal. Porque los seres humanos nos hemos defraudado tanto a lo largo de nuestra bochornosa historia que no nos queda más remedio que levantarnos la autoestima a fuerza de sonoros “¡Podemos!”, que no obstante suenan a inseguros “¿Podemos?” o aun pacatos y temblorosos “¿Podremos?”.
Los creativos del nuevo inquilino de la Casa Blanca no es que fueran muy originales. De hecho su invento no es más que una versión algo sofisticada del transpirado “¡Vamos!” de Rafa Nadal (a su vez un claro homenaje a la veterana Arantxa), con reminiscencias –dicen- al “Si quieres, puedes”, explícito mensaje de la farmacéutica Pfizer a propósito de la disfunción eréctil.
El yeswecan demócrata pro-presidencia USA se adoptó más o menos a la par del podemos cuatrero pro-selección española, con idéntica afiliación populista y rimbombancia mediática. Y, aunque el grito de guerra está a medio camino entre la autoafirmación y el anhelo, no puede negarse su brillante resultado final. Quizá por este halo triunfalista y triunfador nadie escapa a la tentación de (re)utilizar el “podemos” y sus derivados, que empiezan a manifestarse allá donde los ojos detienen su vista: spots de la Obra Social de Cajamadrid (Sí, podemos), campaña institucional de la Generalitat (Som-hi!), lema corporativo de entidad bancaria (Fem-ho!)… Con lo que es previsible que pronto tales consignas encabecen lo mismo vallas publicitarias sobre el ahorro energético que una manifestación nacional por el fin del terrorismo.
Y así se convierte en coletilla de moda que se incorpora a la calle, la publicidad y las conciencias lo que no es sino un manifiesto de la pobre creencia del ser humano en sí mismo, que necesita auto alentarse una y otra vez para decidirse a asumir cualquier reto, ya sea político, deportivo, cívico o personal. Porque los seres humanos nos hemos defraudado tanto a lo largo de nuestra bochornosa historia que no nos queda más remedio que levantarnos la autoestima a fuerza de sonoros “¡Podemos!”, que no obstante suenan a inseguros “¿Podemos?” o aun pacatos y temblorosos “¿Podremos?”.
7 perplejos apuntes:
Ets un crack Perplejo! Una nostrada entidad como Caixa Sabadell ha lanzado el trabajado eslógan (por el que han pagado un pastón, según fuentes de la misma entidad!!!): Fem-ho!. Como dijo el filosofo de Ambiciones: im-prezionante!
KOWALSKI
kowalski: Gracias por la info, que ha sido integrada ya en el artículo...
Muy buen análisis, Perplejín. Al final lo de llamarlos "creativos" no se si es muy acertado...
Saludos perplejos.
Crec que ja sóc un blogger per poder criticar-te a gust!!!!
Pues no te quito la razón, nos animamos solos porque si no no haríamos nada... pero eso sí, entre este lema y el cavernícola "A por ellos" de la selección española de futbol del año anterior me quedo con "Podemos"...
gracias por la informacion,,,
saludos y abrazos,,,
euralia: Juas! Lo de "cavernícola" le viene que ni pintado... aunque sea pintura rupestre.
m@r: De nada. Te los devuelvo preplejamente reciclados.
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