31 dic 2007

Cachetes

La ley ya no ampara a los progenitores si hacen uso de un sopapo preventivo para educar a su prole. Ojo, no hablamos de violencia de género, ni de agresión a menores, sino del clásico cachete en el pompis. Ahora, para reconducir a un hijo díscolo sólo queda el recurso de la indiferencia o las sesiones con el psiquiatra (para los padres, no para los niños).

No creo en la violencia. Corrijo: no se trata de creer sino de mostrarse conforme o no. La violencia existe, y hay que reconocer que “funciona”, aunque sus consecuencias sean siempre funestas. La violencia, como Hacienda, somos todos; aunque haya algo en nuestro interior que nos anime a defraudarla. Podemos luchar para contenerla, apaciguarla, contrarrestarla, pero jamás podremos erradicarla; ni del mundo ni de nosotros. Hay quienes golpean a los demás con cadenas, bates de béisbol y puños americanos. A otros les basta con sus propios nudillos, no necesitan los de importación. Muchos golpean por inercia, costumbre, arrebato o descontrol. Menos lo hacen por malicia, desequilibrio o placer. Pero todos sacuden. Abofetean con sus manos, sus miradas y sus insultos, pero también con su desprecio, su altivez o su indiferencia.

Antes se decía que una bofetada a tiempo evitaba muchos problemas. Ahora, que si no quieres problemas, tiempo al tiempo y nada de bofetadas. Sé que hay energúmenos que apalean a sus hijos, niñeras que los maltratan, madres que los abandonan en un contenedor cuando apenas han empezado a respirar. Todo esto es violento, delictivo y despreciable. Desde ahora el bofetón paterno (y materno) también. Hoy está mal visto fumar, conducir a más de 80, ser catalán, creer en Dios y dar una torta a tu hijo.

De seguir emitiéndose la exitosa serie “7 vidas” sería retirada de antena, ya que su personaje emblemático, Sole, se pasaba el día dando collejas a su hijo…




Te partías de la risa, pero era un mal ejemplo. Claro que malo según para quién. Hoy un adolescente puede vejar a un jubilado en la calle, acobardar a un vecino en su propio barrio, provocar que su profesor pida la baja por depresión, amenazar de muerte a sus padres, humillar sexualmente a sus hermanos, usurpar la identidad de cualquiera en Internet, cometer delitos informáticos, convertir los espacios públicos en vertederos... Me pregunto qué futuro nos espera, si es que nos dejan llegar a él.

5 perplejos apuntes:

Anónimo dijo...

Estic molt asustada en el tema de las "collejas" no se on anem a parar, descontextualitzem tot, açò es ridicul

(!) hombre perplejo dijo...

Yo prefiero no tomármelo en serio; motivo por el cual he preparado un artículo titulado "¡Ahí va la ostia!" cuya lectura-visionado le recomiendo, socarrà. Esté pendiente, pues su publicación es inminente...

Andran dijo...

Ya tendremos tiempo de lamentarnos de la juventud que estamos educando.

(!) hombre perplejo dijo...

O quizá no, Andran. Acuérdate de "¿Quién puede matar a un niño?"... Demasiado tarde.

peibol dijo...

Las collejas de Sole se salvan de cualquier consideración negativa, porque... ¡se trata de Sole! Uno de los mejores personajes patrios de la historia :). A ella se lo permitimos...