«Si no puedes con tu enemigo, únete a él». Es la máxima a la que Disney se agarró cuando vio que Pixar iba a comenzar su vuelo en solitario, dejando de ser el socio responsable de su regeneración como estudio de animación y de una de las etapas más exitosas de su historia. El hasta entonces aliado estaba a punto de convertirse directamente en la competencia, así que Disney hizo lo que correspondía a sus intereses: absorberlo. Y no se conformó con adquirir la compañía por una cantidad obscena de dinero; también se aseguró la esencia de Pixar fagocitando en su organigrama a John Lasseter, alma mater de la idea que cambió la historia de la animación. Desde entonces, el devenir de Lasseter presenta síntomas preocupantes.
El primer aviso llegó con “Up”, film que puede alardear de uno de los mejores arranques cinematográficos jamás vistos en pantalla y de una banda sonora extraordinaria. El resto es un despropósito, que no lo parece gracias al efecto hipnótico que causa en el espectador la contemplación de ese poderoso film dentro del film que es la maravillosa historia de “Carl y Ellie”.
Que un anciano octogenario de vida sedentaria sea capaz de arrastrar su casa flotante durante kilómetros sin desfallecer, de enfrentarse a un villano de pasado atlético y a su jauría de perros, e incluso de encaramarse a un dirigible en pleno vuelo para protagonizar una frenética e interminable batalla, para acabar soportando el peso suspendido en el vacío de un niño, un perro, un rollo de manguera y un ave de una tonelada tiene un pase (¿Lo tiene?). Que exista un dispositivo que, colocado en el cuello de caninos, interprete su pensamiento y sus ladridos y los traduzca al lenguaje humano puede colarse como aplicación tecnológica de última generación. (¿Puede?).
Lo que es inadmisible desde el punto de vista argumental es que unos perros piloten aviones como marines de élite. Esta “solución” planteada en una serie de televisión autóctona es (como tantas otras) una torpeza revestida de “idea genial”; pero en el contexto del control de calidad que la propia Pixar se autoimpone (y que es la razón de su sello distintivo) resulta inaceptable. No vale la excusa de que “son dibujos animados”. Si algo es definitivamente responsable del éxito de Pixar no es tanto el prodigio técnico o la desbordante imaginación (que también), sino el pulcro, poliédrico y coherente diseño de los personajes. No importa que sean insectos, muñecos, monstruos, coches o robots; siempre son lo que son. Si los perros de “Up” son perros no pueden pilotar aviones. Aunque se nos permita “conocer” sus pensamientos gracias a un dispositivo “mágico y revolucionario” siguen siendo perros. Y los perros no pueden pilotar aviones… salvo que sean el Patán de los “Autos locos”, un standard de animación opuesto a los films de Pixar. Un ejemplo paradigmático es Buzz Lightyear: en realidad jamás vuela (aunque lo parece) porque –talento Pixar- ¡es un muñeco! Y además –genialidad Pixar- descubrir que no puede hacerlo repercute emocionalmente en el personaje.
Una relectura de ”Up” a la luz de estos considerandos nos muestra un film menor de la factoría, que anticipa un cambio de voluntades e intenciones que puede ser nefasto.
El segundo toque de atención llegó con “Tiana y el sapo”. Ya expliqué en otra ocasión por qué, así que no me extenderé al respecto. Sólo comentaré que la gravedad del asunto no radica esta vez en el argumento sino en la forma en cómo se vendió el film, a base de mentiras y ocultaciones. Además de lo ya escrito en el referido artículo, añadiré que nos la vendieron como la primera vez que Disney convertía en protagonista a una afroamericana (¡), cuando la realidad es que el personaje pasa la mayor parte de film convertido en una rana y su raza no influye en el desarrollo de la trama, ergo resulta superfluo. Otro síntoma de desviación atribuible –quizás a su pesar- al responsable directo de la producción: John Lasseter.
La prueba de fuego llega ahora, con el inminente estreno de “Toy Story 3” (23 de julio). Recordemos que cuando Pixar era independiente de Disney, Lasseter se negó una y otra vez a hacerla. Ahora, trabajando a sueldo para ellos, no sólo ha dado luz verde al proyecto (quiero pensar que también a su pesar), sino a “Cars 2”, “Los increíbles 2” y ¡atención! “Monstruos SA 2”. Para un amante del cine, esto último es poco menos que una aberración, como si nos anunciaran “Casablanca 2”, “Los otros cuatrocientos golpes”, “Apocalypse Now, el retorno” o “Blade Runner Reloaded”. Las obras maestras no se tocan y punto.
Espero con inquietud (y no con la efusiva algarabía que corresponde a los estrenos Pixar) el resultado de un tira y afloja ancestral entre los creadores y los explotadores de esta indiscutible joya de la historia del cine. Ojalá no nos decepcione. Ojalá las nuevas aventuras de Woody, Buzz y los demás nos reconquisten. Si no es así, si la propuesta no suma -o lo que es peor: baja la media de la trilogía- se confirmarían nuestras peores sospechas: el triste declive de los valores Pixar, enviciados y desvirtuados por la tan a menudo perversa máquina de hacer dinero a.k.a. Disney.
John: escapa de sus garras antes de que sea demasiado tarde !)
El primer aviso llegó con “Up”, film que puede alardear de uno de los mejores arranques cinematográficos jamás vistos en pantalla y de una banda sonora extraordinaria. El resto es un despropósito, que no lo parece gracias al efecto hipnótico que causa en el espectador la contemplación de ese poderoso film dentro del film que es la maravillosa historia de “Carl y Ellie”.
Que un anciano octogenario de vida sedentaria sea capaz de arrastrar su casa flotante durante kilómetros sin desfallecer, de enfrentarse a un villano de pasado atlético y a su jauría de perros, e incluso de encaramarse a un dirigible en pleno vuelo para protagonizar una frenética e interminable batalla, para acabar soportando el peso suspendido en el vacío de un niño, un perro, un rollo de manguera y un ave de una tonelada tiene un pase (¿Lo tiene?). Que exista un dispositivo que, colocado en el cuello de caninos, interprete su pensamiento y sus ladridos y los traduzca al lenguaje humano puede colarse como aplicación tecnológica de última generación. (¿Puede?).
Lo que es inadmisible desde el punto de vista argumental es que unos perros piloten aviones como marines de élite. Esta “solución” planteada en una serie de televisión autóctona es (como tantas otras) una torpeza revestida de “idea genial”; pero en el contexto del control de calidad que la propia Pixar se autoimpone (y que es la razón de su sello distintivo) resulta inaceptable. No vale la excusa de que “son dibujos animados”. Si algo es definitivamente responsable del éxito de Pixar no es tanto el prodigio técnico o la desbordante imaginación (que también), sino el pulcro, poliédrico y coherente diseño de los personajes. No importa que sean insectos, muñecos, monstruos, coches o robots; siempre son lo que son. Si los perros de “Up” son perros no pueden pilotar aviones. Aunque se nos permita “conocer” sus pensamientos gracias a un dispositivo “mágico y revolucionario” siguen siendo perros. Y los perros no pueden pilotar aviones… salvo que sean el Patán de los “Autos locos”, un standard de animación opuesto a los films de Pixar. Un ejemplo paradigmático es Buzz Lightyear: en realidad jamás vuela (aunque lo parece) porque –talento Pixar- ¡es un muñeco! Y además –genialidad Pixar- descubrir que no puede hacerlo repercute emocionalmente en el personaje.
Una relectura de ”Up” a la luz de estos considerandos nos muestra un film menor de la factoría, que anticipa un cambio de voluntades e intenciones que puede ser nefasto.
El segundo toque de atención llegó con “Tiana y el sapo”. Ya expliqué en otra ocasión por qué, así que no me extenderé al respecto. Sólo comentaré que la gravedad del asunto no radica esta vez en el argumento sino en la forma en cómo se vendió el film, a base de mentiras y ocultaciones. Además de lo ya escrito en el referido artículo, añadiré que nos la vendieron como la primera vez que Disney convertía en protagonista a una afroamericana (¡), cuando la realidad es que el personaje pasa la mayor parte de film convertido en una rana y su raza no influye en el desarrollo de la trama, ergo resulta superfluo. Otro síntoma de desviación atribuible –quizás a su pesar- al responsable directo de la producción: John Lasseter.
La prueba de fuego llega ahora, con el inminente estreno de “Toy Story 3” (23 de julio). Recordemos que cuando Pixar era independiente de Disney, Lasseter se negó una y otra vez a hacerla. Ahora, trabajando a sueldo para ellos, no sólo ha dado luz verde al proyecto (quiero pensar que también a su pesar), sino a “Cars 2”, “Los increíbles 2” y ¡atención! “Monstruos SA 2”. Para un amante del cine, esto último es poco menos que una aberración, como si nos anunciaran “Casablanca 2”, “Los otros cuatrocientos golpes”, “Apocalypse Now, el retorno” o “Blade Runner Reloaded”. Las obras maestras no se tocan y punto.
Espero con inquietud (y no con la efusiva algarabía que corresponde a los estrenos Pixar) el resultado de un tira y afloja ancestral entre los creadores y los explotadores de esta indiscutible joya de la historia del cine. Ojalá no nos decepcione. Ojalá las nuevas aventuras de Woody, Buzz y los demás nos reconquisten. Si no es así, si la propuesta no suma -o lo que es peor: baja la media de la trilogía- se confirmarían nuestras peores sospechas: el triste declive de los valores Pixar, enviciados y desvirtuados por la tan a menudo perversa máquina de hacer dinero a.k.a. Disney.
John: escapa de sus garras antes de que sea demasiado tarde !)
21 perplejos apuntes:
Adoro a Woody!!
Espero no nos defraude, es de esperar no? Muy buen artículo!
Genial reflexión. El punto culmen de Pixar bajo mi modesta opinión, a parte delos 15 primeros minutos de Up, es sin duda Wall-e.
Y espero como tú, que los valores de Toy Story, no se pierdan.
Saludos
hola, enhorabuena por tu blog, me ha gustado mucho te invito a que visites mi blog www.tenerhumor.blogspot.com y comentes si te apetece... te agrego como amigo adios
"Si los perros de “Up” son perros no pueden pilotar aviones". Cierto. Y si los muñecos de Toy Story son muñecos, no pueden hablar.
Supongo la base de tu argumento, lo que para ti hace inaceptable la torpeza del guión es que la capacidad de pilotar aviones es técnicamente más exigente a la de hablar. En definitiva, dado que hablamos de dos imposibilidades, entrar en disquisiciones sobre la coherencia de que un perro pilote aviones o que un muñeco Potato hable, para afirmar que Pixar está en decadencia es rebuscar el pajar para encontrar la aguja con la que justificar que no nos ha gustado una película.
Creo que los guiones de Up, Ratatouille, o Wall-E, son prueba de una solvencia creativa que nos puede dejar muy tranquilos. Por supuesto, habrá altibajos, pero los personajes siguen yendo mucho más allá de la superficialidad de Disney. Pilote un perro un avión, o no.
Por último, la responsabilidad de Lasseter sobre Tiana y el sapo, como productor ejecutivo, es bastante reducida. Y si el argumento de Up y esa responsabilidad (que pones por encima de la de Del Vecho, Clements o Musker) la consideras otra prueba de que algo se está pudriendo en Pixar, creo que los argumentos son en realidad muy muy débiles.
Menos mal que hay alguien más que se dio cuenta de lo flojita que es Up… No creo que exista una caída de John Lasseter, sino que lleva una carrera llena de altibajos: Wall-e es una enorme película durante media hora, hasta que aparecen los humanos, y después está a punto de caer en el desastre en el tramo final. Horrible son Cars y Bichos y nada del otro mundo Los Increíbles o Buscando a Nemo, y geniales Monstruos S.A. y Toy Story 2. Piezas como Aladino o Hércules no volverán en Disney, ahora hay que mirar a Miyazaki. Saludos!
Estoy de acuerdo, y la prueba evidente de que la película decae es que mis hijos se pusieron a jugar a media película porque empezaron a aburrirse.
Desde el mismo momento que escuché hablar a los perros me empezó a chirriar pero al verlos servir copas se me colapsó la imaginación.
Hasta la imaginación tiene sus límites...
Viendo la puntuación que lleva Toy Story 3 en IMDb y en RottenTomatoes, no parece que vaya a decepcionar.
Yo sólo puedo decir que soy adicta a Apple y a Pixar y mi criterio es por tanto subjetivo.
Hola, hombre perplejo (!), cuánto tiempo. =)
Pues el título de Monstruos SA2 tiene su gracia.
suequi: Gracias !) Y sí, la esperanza la tenemos. Yo soy más de Buzz, aunque lo grande es la pareja que forman !)
Serreina: Desde luego, "Wall-E" es un culmen. Pero es que Pixar los acumula -o al menos lo hacía hasta ahora- con bastante facilidad. Que esos valores vuelvan a encandilarnos !)
tenerhumor: Estupendo. Nos visitamos !)
Rijoso: Imagino que habrás oído hablar sobre un concepto puramente cinematográfico llamado "convención". Lo que haces en tu comentario se conoce como "mezclar churras con meninas".
Soy bastante meticuloso al escribir mis artículos. Acepto críticas, me encanta el debate y no me duele en prendas admitir equivocaciones o dejarme convencer. Donde no pierdo el tiempo es en re-explicar lo que he dejado claro porque el lector no ha entendido lo que ha leído. Saludos !)
Rafa V: Suscribo en un 80%, aunque me siento más huérfano en animación !)
JuanRa: Aunque no lo parece, a los niños cuesta engañarles !) Y la (capacidad de) imaginación se convierte a veces en un oportuno filtro !)
Anónimo: Sólo me fío de lo que veo. Suelo decir que las estadísticas están para manipularlas. Ojalá sean una excelente referencia !)
Artemisa: Eres una sibarita. Seguro que también eres adicta al Starbucks... Bienvenida !)
Al: Sí, más que una secuela, es una secolada... por lo limpia que está !)
Hombre perplejo(!), le he cambiado la dirección a mi blog, aquí te la dejo.
http://venganzapersonal.blogspot.com/
A ver, Pixar tiene un dificil papeleta y lleva lidiando con ella desde su unión con Disney. Mientras que Pixar quiere hacer buenas historias y buen cine de animación, Disney quiere vender muñecos. Afortunadamente, en Pixar son inteligentes, y han sabido sobrellevarlo. Quizá algún día, Pixar pueda tener el lujo de hacer una película algo mas adulta.
Aún así, a mi Up me pareció una delicia, aunque como muchos creo que Wall-E está un escalón por encima.
Tenía entendido que la discusión entre Pixar y Disney por Toy Story 2 no era por el hecho de hacerla sino porque Disney quería que fuera para videoclub como hacen habitualmente con las secuelas mientras que Pixar quería una película para cine.
"el triste declive de los valores Pixar, enviciados y desvirtuados por la tan a menudo perversa máquina de hacer dinero a.k.a. Disney."
Hombre, por lo pronto Pixar ha recuperado la animación tradicional en Disney. Yo creo que eso ya fue algo positivo que ha salido de su fusión.
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