25 ene 2010

Haití, el otro seísmo

Técnicamente una comisión es el cobro de un servicio, pero en la práctica, y con mayor frecuencia que la deseada, al que paga le resulta harto difícil entender qué beneficio está obteniendo de la parte que se está embolsando sus cuartos. Que un vendedor o agente cobre a porcentaje en virtud de lo que haga ganar a su empresa o representado tiene su lógica, aunque a veces se manejen cifras ciertamente irracionales. Con los bancos es más complejo; y lo es expresamente para ganancia de los pescadores en el río revuelto de las transacciones.

Es depravado que lo de Haití sea una catástrofe para todos -los que la padecen y los que se solidarizan con ellos-, menos para las entidades bancarias. Para ellas es un negocio. Uno más, tan lucrativo como execrable, la excusa perfecta para seguir soplando ahorros al ciudadano a costa de su buena fe y generosidad. Ya hemos asumido la gran lacra de la cooperación internacional: que buena parte de lo que se entrega aquí no llega allí pues “se extravía” por el camino o se ve mermado por los ineludibles sobornos. Pero mientras en Puerto Príncipe se trabaja a destajo para ayudar a las víctimas, en nuestro país se produce otra alerta: la de asociaciones que denuncian, una vez más, que las entidades bancarias cobran altas comisiones a quienes donan su dinero para ayudar a paliar la tragedia.

Resulta que, además de pagar comisiones por cobrar o ingresar cheques, por mantenimiento de la tarjeta (vale más el collar que el perro), por pagar (sí, por pagar una deuda te cargan comisión) y un largo etcétera de cobros arbitrarios que nos supone al año entre 150 y 500 euros por la patilla, los bancos nos cobran también por ser humanitarios.

“Alegan” que sus sistemas informáticos no saben discriminar si la transferencia es normal o un donativo. Detectan, eso sí, cifras determinadas o vencimientos por minutos (para cobrar las correspondientes comisiones), pero el parámetro de la solidaridad no ha sido introducido en la programación.

Las computadoras no tienen alma y parece confirmarse que los banqueros tampoco. Sus opulentas conciencias bien merecieran ser sacudidas por un seísmo emocional de 10 grados en la escala de Ritchter… o de quien corresponda.

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    8 perplejos apuntes:

    Trepamuros dijo...

    Esa excusa la utilizan mucho y muchos (Bancos, aseguradoras...), pretendiendo dar a entender que no se puede hacer nada porque el ordenador es el que maneja los movimientos. Sin embargo el ordenador utiliza un programa para ello, que ha sido creado por una persona y, por tanto, no hace o deja de hacer nada que no le programaran previamente. Claro, siempre habrá gente que no sepa un mínimo de informática (como los ancianos o gente que jamás tocara un pc) y puedan ser engañados por la patraña.

    Todas estas entidades saben muy bien para qué utilizan los programas y no los modifican porque no les sale de las narices, para seguir robándonos con la excusa del "yo no hago nada, lo hace todo el ordenador".

    El Ratón Tintero. dijo...

    Todo lo tocante a la banca es así de indignante, o más.

    Anónimo dijo...

    Los metería a todos en el sótano de Bancosol (sí, como el de la caja 507) y que sufran como le pasó a Resines (ni que sea para vincular el tema con el cine. Por cierto, ¿un perplagio sobre el tema de los bancos? ahí lo dejo...)

    kowalski

    Patty di Fussa dijo...

    Es indignante, la verdad que intenten engañarnos así y que ellos sigan inflando sus bolsillos a nuestra costa, un buen retortijón les tendría que dar...

    (!) hombre perplejo dijo...

    Trepamuros: Por tu encendida pasión intuyo que te gustará esta iniciativa !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Ratona: Todo salvo una cosa... los calendarios que regalan a fin de año. XD !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Kowalski: ¿Te refieres a un concurso de títulos? Porque el tema "bancos" sí lo hemos tratado... !)

    (!) hombre perplejo dijo...

    Patty: ¿Sólo un retortijón? Yo pediría cálculos biliares como mínimo !)