Más allá del simplista maniqueísmo de indios y vaqueros, aquello con lo que jugamos en nuestra infancia determinó la clase de individuos que somos: El Parchís, por ejemplo, nos hizo clasistas. En la vida eliges o te toca un color y los demás colores son el enemigo. Es más: junto a la fijación por llegar a la meta (cada cual su propio “cielo” cromático, no un destino común), el aliciente es comer o engullir al adversario, lo que produce excitación y se bonifica.
En La Oca prima llegar cuanto antes. Las casillas que impulsaban hacia delante (de oca a oca, de puente a puente) se celebraban con regocijo. Lo importante era llegar, no transitar; estar más pendiente de la distancia que aún queda por recorrer y la posición de los demás que de disfrutar del recorrido, los detalles del paisaje, los dibujos de cada casilla. Como todos los juegos de dados, ambos partían de la premisa de que todo en la vida es azar; no importan los conocimientos ni las habilidades sino la suerte.
Con la crisis se nos censura nuestra obsesión por la adquisición de viviendas, pero es que el Monopoly se reducía a acumular riqueza para invertir en bienes inmuebles. Lo rentable era edificar; cuanto más mejor. El Scalextric fue nuestro primer contacto con la conducción, donde no existían embragues, volantes ni cinturones de seguridad. El único mecanismo de control del coche era el acelerador. Y luego nos extraña la elevada mortalidad en las carreteras por exceso de velocidad.
El yo-yó favoreció nuestro egoísmo. El Exin Castillos nos adoctrinó sobre la conveniencia de amurallar nuestra intimidad. Las Damas pasaban unas por encima de las otras para eliminarse mutuamente. La genitalidad acababa en los gallumbos del Madelman y la asexualidad del Geyperman; en cambio el Scrabble se reducía a ver quién la tenía más larga (la palabra). Nancy y Barbie no eran nada sin sus complementos. ¿De dónde si no viene esa obsesión de las féminas por acumular bolsos, zapatos y bisutería? ¿Existe una perversa conexión entre el éxito de la televisión basura y nuestra fascinación por el Blandiblub?
Habrá que concluir que los “Juegos Reunidos”, más que el regalo de consolación de las familias humildes, fueron un manual de instrucciones (subliminales) para la vida. Así que ojo con lo que dejamos que los Reyes regalen a nuestros hijos.
En La Oca prima llegar cuanto antes. Las casillas que impulsaban hacia delante (de oca a oca, de puente a puente) se celebraban con regocijo. Lo importante era llegar, no transitar; estar más pendiente de la distancia que aún queda por recorrer y la posición de los demás que de disfrutar del recorrido, los detalles del paisaje, los dibujos de cada casilla. Como todos los juegos de dados, ambos partían de la premisa de que todo en la vida es azar; no importan los conocimientos ni las habilidades sino la suerte.
Con la crisis se nos censura nuestra obsesión por la adquisición de viviendas, pero es que el Monopoly se reducía a acumular riqueza para invertir en bienes inmuebles. Lo rentable era edificar; cuanto más mejor. El Scalextric fue nuestro primer contacto con la conducción, donde no existían embragues, volantes ni cinturones de seguridad. El único mecanismo de control del coche era el acelerador. Y luego nos extraña la elevada mortalidad en las carreteras por exceso de velocidad.
El yo-yó favoreció nuestro egoísmo. El Exin Castillos nos adoctrinó sobre la conveniencia de amurallar nuestra intimidad. Las Damas pasaban unas por encima de las otras para eliminarse mutuamente. La genitalidad acababa en los gallumbos del Madelman y la asexualidad del Geyperman; en cambio el Scrabble se reducía a ver quién la tenía más larga (la palabra). Nancy y Barbie no eran nada sin sus complementos. ¿De dónde si no viene esa obsesión de las féminas por acumular bolsos, zapatos y bisutería? ¿Existe una perversa conexión entre el éxito de la televisión basura y nuestra fascinación por el Blandiblub?
Habrá que concluir que los “Juegos Reunidos”, más que el regalo de consolación de las familias humildes, fueron un manual de instrucciones (subliminales) para la vida. Así que ojo con lo que dejamos que los Reyes regalen a nuestros hijos.
12 perplejos apuntes:
Nada, los regalos de hoy en día no son subliminales, sino directamente explícitos. Creo que ahora mismo lo más inocente que se podría regalar son esos juegos de nuestro infancia.
Mmmmm, interesante. Yo creo que tuve todos esos, y dado que la mayoría son competitivos nunca fueron de mis favoritos. Llamarme raro, yo era más de TENTE (la versión mejorada del LEGO), a aquello jugabas varios amiguetes sin espiritu competitivo alguno.
Lo que si es digno de estudio sociológico es algunos de los juegos que venían en la caja de los "juegos reunidos". Recuerdo uno de unos ratones que tenias que ir persiguiendo por un tablero y frikadas por el estilo.
Ya de pequeño en casa me vieron el plumero friki, el juego de tablero de E.T., El imperio cobra (que bueno) jeje. Pero tampoco faltaron el parchis y el juego de la oca, quizás porque tenías dos juegos en uno.
Me ha parecido genial este psicoanálisis de lo lúdico. Menos mal que mis hijas son ya mayores porque me has dejado 'perplejísimo' y sin opciones para regalar.
Saludos.
Muy buena la reflexión. Yo no tuve Juegos reunidos, pero si Parchis y oca como Carlos. Pero iba a casa de un amigo que tenía el susodicho, y no sabes lo que me costaba que lo sacar para jugar con él.
Yo era de los Clicks de Playmobil, y de los cochecitos para hacer carreras pro la alfombra de casa,...que recuerdos.
Saludos
joder tio¡¡¡ que fino hilas. felicidades.
de todas formas tas dejado un juguete que lejos a doctrinarnos nos dio la felicidad noche tras noche, cuando el sexo era tabu y eras virgen hasta los 25
Trepamuros: Unos y otros nos forman o, en su caso, (de)forman !)
Dr Quatermass: A los de Geyper habría que dedicarles un post completo !) Yo también era "tentero" y "exincastillero" !)
Carlos Gallego: El Parchís y la Oca eran 2x1, o sea: dos tableros en la misma pieza. En cambio en ajedrez y las damas era un tablero dual, porque el mismo "escenario" servía para ambos juegos !)
Xarat et col: Pero no os lo toméis tan en serio, hombre, que el artículo es un juego en sí mismo... !)
Serreina: Yo también iba a casa del vecino, que era el privilegiado que tenía los "Juegos Reunidos". Cuando nos cansábamos de uno, a por otro !)
Mmmonettt: Es que me gusta dejar los posts abiertos a las aportaciones !)
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