La reciente Premio Planeta, Ángeles Caso, confiesa que «no lo reconocemos, pero hemos construido nuestra libertad sobre su esclavitud». Se refiere a las europeas, que «se han liberado explotando a otras mujeres, las emigrantes, pagándoles por debajo del salario mínimo, sin darlas de alta en la Seguridad Social y dejándolas sin papeles aunque trabajen». Si bien la periodista y escritora acota esta nueva esclavitud al ámbito femenino, es aplicable a los hombres, quienes para incrementar su calidad de vida o su cuenta de resultados también subyugan, oprimen, someten y tiranizan, con escasos o nulos escrúpulos, a los emigrantes.
Se estima que en la actualidad existen unos treinta millones de esclavos en todo el mundo. No hablamos de la esclavitud en sentido metafórico, de las adicciones contemporáneas que subyugan (drogas, trabajo, sexo, nuevas tecnologías...), ni de ser prisioneros del tiempo, de las compras por Internet o de una hipoteca. Hablamos de seres humanos explotados por otros seres humanos.
Puede que lo parezca pero no estamos tan lejos de lo que era el mundo hace 200 años, cuando cientos de miles de africanos eran capturados como animales para servir como esclavos en el mundo “civilizado”.
En aquel contexto surgió la figura de William Wilberforce, político reformista que lideró la cruzada para erradicar la esclavitud en la Inglaterra victoriana. Este visionario cristiano consiguió revertir la oposición mayoritaria del Parlamento Británico, merced a lo que se ha considerado la primera campaña política moderna: mítines multitudinarios, boicots a productos, campañas de comercio ético, incluso chapas con lemas abolicionistas; pero sobre todo a su tesón (su proyecto de ley fue rechazado repetidamente durante quince años), fruto de una fe ciega en el poder transformador de la gracia de Dios, a la que alude el título del film que cuenta su historia: “Amazing Grace”.
Esta cuidada producción angloamericana, pese a un reparto exquisito y el reconocimiento mayoritario de la crítica, ha sido estrenada en España con dos años de retraso y de tapadillo, sin promoción y con nula repercusión mediática. Para quienes no estuvieron alerta queda el consuelo de la edición en dvd; si es que alguna vez llega, porque es hasta cierto punto lógico que una sociedad que subsiste admitiendo toda clase de esclavitudes, rechace un film que pone al descubierto sus miserias.
Se estima que en la actualidad existen unos treinta millones de esclavos en todo el mundo. No hablamos de la esclavitud en sentido metafórico, de las adicciones contemporáneas que subyugan (drogas, trabajo, sexo, nuevas tecnologías...), ni de ser prisioneros del tiempo, de las compras por Internet o de una hipoteca. Hablamos de seres humanos explotados por otros seres humanos.
Puede que lo parezca pero no estamos tan lejos de lo que era el mundo hace 200 años, cuando cientos de miles de africanos eran capturados como animales para servir como esclavos en el mundo “civilizado”.
En aquel contexto surgió la figura de William Wilberforce, político reformista que lideró la cruzada para erradicar la esclavitud en la Inglaterra victoriana. Este visionario cristiano consiguió revertir la oposición mayoritaria del Parlamento Británico, merced a lo que se ha considerado la primera campaña política moderna: mítines multitudinarios, boicots a productos, campañas de comercio ético, incluso chapas con lemas abolicionistas; pero sobre todo a su tesón (su proyecto de ley fue rechazado repetidamente durante quince años), fruto de una fe ciega en el poder transformador de la gracia de Dios, a la que alude el título del film que cuenta su historia: “Amazing Grace”.
Esta cuidada producción angloamericana, pese a un reparto exquisito y el reconocimiento mayoritario de la crítica, ha sido estrenada en España con dos años de retraso y de tapadillo, sin promoción y con nula repercusión mediática. Para quienes no estuvieron alerta queda el consuelo de la edición en dvd; si es que alguna vez llega, porque es hasta cierto punto lógico que una sociedad que subsiste admitiendo toda clase de esclavitudes, rechace un film que pone al descubierto sus miserias.
7 perplejos apuntes:
Me la apunto. Una pregunta, ¿era cuáquero?
Hace tiempo que tengo ganas de verla, ya te daré mi opinón, pero por lo que cuentas pinta muy bien.
Saludos!
Vaya, yo también me la apunto, y en cuanto la vea te dedico la entrada, pinta muy bien.
Saludos
SBT: Creo que no. Según mis fuentes fue uno de los mayores reformistas filantrópicos de la Inglaterra victoriana y pertenecía a la que se conoció como la “secta de Clapham” (aunque no eran una secta, ni todos vivían en ese barrio londinense)...
Patty: Creo que te gustará. Si no, me la apuntas en el "Debe" !)
Serreina: Será muy estimulante ver lo que escribes sobre ella. Avísame que la enlazaré a este post !)
Bueno... Como he llegado hasta aquí. Una reseña muy interesante. No conocía esta peli. Como dicen los de arriba. Me la apunto.
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