23 nov 2009

La vida como un Zoo

ACTUALIZADO: 28 Noviembre



Abrió la despensa y todo cuanto vio tenía nombre de animal: lejía Conejo, fiambres El Pavo, caldos Gallina Blanca, galletas Dinosaurio, cerveza El Águila, Pato WC… Entonces se puso a pensar en ello y concluyó que su vida se asemejaba a un zoológico:

De su infancia guardaba el recuerdo de los Panteras Rosas que se zampaba en el recreo, del jabón Lagarto con el que su madre le hacía bañarse y del olor de aquella crema Búfalo con la que lustraba sus botas.

Veraneaban en el camping La ballena alegre, donde su padre le enseñó el truco para hacer una buena paella: usar arroz la Cigala y escuchar de fondo a Manolo Caracol. Mientras él aún estaba en la edad del pavo su hermano mayor se aficionó al caballo y se hizo camello; su padre murió atropellado en un paso cebra por un Citroën Tiburón que se dio a la fuga, y su madre, deprimida, cambió el café con leche del desayuno por Anís del Mono.

No escondió la cabeza como un avestruz, asumió la responsabilidad y encontró trabajo de jirafista en publicidad. Entre otros anuncios, grabó el de La vaca que ríe y uno de turrones el Lobo. Ahorrando como una hormiguita compró su primer coche, un Panda, que años más tarde cambió por otro SEAT que rugía mejor: el León. Y aunque sigue soñando con tener algún día su propio Jaguar, la jornada laboral la pasa sentado al volante de un toro mecánico.

Conoció al amor de su vida en la librería La avispa, donde intentaba que le compraran la colección de El viejo topo que heredó de su padre. Al principio ella le rechazó porque le parecía un moscón con los brazos más largos que un pulpo; pero, terco como una mula, él no cejó hasta conquistarla.

Mientras hacía la mili le escribió cartas con la pluma que ella le regaló, usando siempre tinta Pelikán y papel Galgo. Al licenciarse, y gracias a lo que ella había ahorrado trabajando de canguro, se casaron, amueblaron el piso con saldos del Hipo y lo decoraron ellos mismos comprando los materiales en la cadena de Los Tres Tigres. Gracias a una prima que trabajaba en Halcón Viajes pasaron su luna de miel en las Islas Caimán, y allí se les metió en el cuerpo el gusanillo del baile. Fueron asiduos de La Paloma hasta que llegó la renacuaja. Cuando la pequeña nació él soltó lágrimas de cocodrilo y, como buen periquito, la hizo socia del Español en menos que canta un gallo.

Pese a su vida “animal” se siente un humano muy afortunado, aunque, cuando la gatita rompe a llorar de madrugada y les da la noche del loro, luego no consigue volver a dormirse ni contando ovejas...

© (!)


Las ilustraciones son de © Scott Campbell.

    ¿Quieres añadir otros datos a su biografía animal...?


    Y fueron felices y comieron perdices. (El Raton Tintero)
    La curiosidad mató al gato y quiso buscar animaladas. Le dijo: "te conozco, bacalao, aunque vayas disfrazao", y lo dejó pensativo con la mosca tras la oreja. Recapacitó y se fue a hacer otra cosa mariposa. "Éste a mí no me engaña", dijo. "Aunque la mona se vista de seda... te cogeré tarde o temprano, porque por la boca muere el pez... jajajaja... Cómo me gusta hacer lo que hago en tu blog; y eso que veo los toros desde la barrera... Mientras no me salgas rana, tranquilo, que no te daré gato por liebre. Anda, no seas pájaro de mal agüero, que yo no te cargo el mochuelo; no te vayas a sentir la oveja negra, que yo me voy a la chita callando... (Anna Jorba Ricart)
    Al principio ella le rechazó porque le parecía un moscón con los brazos más largos que un pulpo, “flequillo de pájaro loco, perilla de chivo y gafas de mochuelo, y además siempre embutido en su mono de mecánico azul pavo. Aunque aquel día ella tampoco iba muy atractiva, con pantalón pata de elefante color rojo sangre de toro y jersey manga de murciélago amarillo pollo”.
    Pero, terco como una mula, él no cejó hasta conquistarla, “sobre todo cuando ella se soltó la cola de caballo para dejar caer su maravillosa melena llena de caracoles”. (El Raton Tintero)

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      12 perplejos apuntes:

      El Ratón Tintero. dijo...

      Te ha faltado “… y fueron felices y comieron perdices”, si no fuera porque para colmo eran vegetarianos :-P

      (!) hombre perplejo dijo...

      Ratona. Pues me acabas de dar una idea... !)

      ordago13 dijo...

      Y encima escribes pedazo de cuentos tremendo este...

      Y dile al iustrador que la bordo¡¡¡


      Pasate a escuchar mis dos programas de radio sobre las canciones de las pelis de james bond...
      más cinemátográfico que nunca

      Anónimo dijo...

      La curiosidad matò al gato y quiso buscar animaladas.......le dijo te conozco bacalao aunque vayas disfrazao...y lo dejó pensativo con la mosca tras la oreja...recapacitó y se fue a hacer otra cosa mariposa...este a mi no me engaña dijo..aunque la mona se vista de seda... te cogeré tarde o temprano porque por la boca muere el pez..... jajajaja....como me gusta hacer lo que hago en tu blog...y eso que veo los toros desde la barrera...mientras no me salgas rana...tranquilo que no te daré gato por liebre...no seas pajaro de mal aguero...que yo no te cargo el mochuelo...no te vayas a sentir la oveja negra..que yo me voy a la chita callando
      Un saludo.

      (!) hombre perplejo dijo...

      Ordago13: "No sólo de cine vive el hombre"... jeje Gracias por la invitación. Me paso por allí !)

      (!) hombre perplejo dijo...

      Anna: Arrasando !) Subido queda. A ver quién es el guapo -o la guapa- que encuentra algo más... XD

      JuanRa Diablo dijo...

      Me ha encantado el texto :D
      Eres un fiera!!

      Nicolas dijo...

      Excelente cuento! Y lo de las ilustraciones ha sido una gran coincidencia. Un abrazo!

      El Ratón Tintero. dijo...

      Un "poné"...

      Al principio ella le rechazó porque le parecía un moscón con los brazos más largos que un pulpo, “flequillo de pájaro loco, perilla de chivo y gafas de mochuelo, y además siempre embutido en su mono de mecánico azul pavo.
      Aunque aquel día ella tampoco iba muy atractiva, con pantalón pata de elefante color rojo sangre de toro y jersey manga de murciélago amarillo pollo”.
      Pero, terco como una mula, él no cejó hasta conquistarla, “sobre todo cuando ella se soltó la cola de caballo para dejar caer su maravillosa melena llena de caracoles”.

      (!) hombre perplejo dijo...

      JuanRa: Gracias, Diablo !) Siempre tan estimulante !)

      (!) hombre perplejo dijo...

      Nicolás: Me encanta este tío !) Lo he aprovechado en otro post !) Un abrazo...

      (!) hombre perplejo dijo...

      Ratona: Pues lo poné... mos !)