Hace cosa de unos diecisiete años alguien se presentó en casa con unas cintas de vídeo que había comprado en EE.UU. Eran VHS en sistema NTSC, con lo que podían visionarse pero se veían en blanco y negro. Recogían actuaciones de comediantes en un gran evento celebrado en Montreal que se llamaba Juste pour Rire (Sólo para Reír). Ahora este nombre –y su equivalente en inglés: Just for Laughts- es bien conocido por formatos de cámara oculta, pero por aquel entonces, aunque era un Festival anual ya consolidado a escala internacional, no nos sonaba de nada.
Recuerdo haber pasado una tarde muy entretenida viendo sketches de todo tipo de humoristas: entre ellos el histriónico Jango Edwards y su recurrente melena. (Por cierto: últimamente Jango anda mucho por Barcelona haciendo el payaso… quiero decir: actuando y dirigiendo talleres de clown, que es lo suyo).
También había un tal Michael Winslow, un simpático voicestrumentalist que emulaba con su voz a Jimi Hendrix y su guitarra y que años más tarde sería fichado por Hollywood para interpretar un personaje en la saga “Loca Academia de Policía” (se acordarán de él porque se pasaba la película haciendo sonidos de metralletas, helicópteros y demás gadgets electrónicos con la boca).
Un jovencísimo Rowan Atkinson, en proceso de definición de su personaje de Mr. Bean, nos hizo mondarnos con su hilarante número del tímido que va a la playa y se pone el bañador encima de los pantalones para luego sacárselos sin quitarse el bañador…
Pero, sin duda, el cómico que nos conquistó fue un mimo canadiense con un control absoluto de cada músculo de su cuerpo que se llamaba Michel Courtemanche. Era uno de esos tipos que parecen dibujados, como un cartoon (al estilo Bruce Campbell). De hecho se publicitaba como "el cómico que cartoonea".
Courtemanche tenía una flexibilidad insólita y una expresión facial soberbia. El número con el que concurría al Festival era “Le batteur”, en el que interpretaba a un músico que toca una batería invisible. Su técnica era prodigiosa, pero el recurso de utilizar una grabación con los sonidos que supuestamente él produce supuso un hallazgo espectacular. Todavía conservo en mi videoteca aquella cinta que poníamos a todo aquel que venía a casa; en parte para que se divirtiera y en parte para vacilarle de que teníamos “material de importación”. Ayer mismo recuperé esa reliquia y se la puse a mi hijo. Nos reímos…
La razón que me lleva a dedicar este post al talento de Michel Courtemanche no es la admiración que le tengo, sino la indignación que me ha producido ver otro vídeo colgado en la Red en el que Rowan Atkinson plagia descaradamente su número de la batería invisible. Que alguien como él, que con la inestimable colaboración del brillante guionista Richard Curtis, ha creado personajes tan logrados como Mr. Bean o Blackadder, haya elegido tan mezquino camino resulta intolerable. Y más aún cuando su versión es inferior al original.
Basta comprobarlo en el siguiente vídeo, en el que fusila muchos de los gags de Courtemanche sin el menor escrúpulo:
Otro célebre comediante británico es Lee Evans. En Inglaterra se vuelven locos con él, pero aquí apenas le hemos visto como secundario cómico en films como “Algo pasa con Mary”, “Un ratoncito duro de roer” y, sobre todo, aquella simpática peliculita titulada “Funny Bones”. Evans también se inspira en el truco sonoro de Courtemanche para uno de sus números más celebrados: “The Lee Evans Trio”…
La diferencia con la versión de Atkinson es notable, ya que Evans utiliza el recurso de la batería invisible para crear un número personal, con propuesta y definición propias. Y además incorpora otro truco escénico como fuente de comicidad: la iluminación.
En todo caso, el pionero fue Michel, quien ahora anda triunfando como director de la versión francesa de "Cámara Café"...
Iremos sabiendo más de él.
Recuerdo haber pasado una tarde muy entretenida viendo sketches de todo tipo de humoristas: entre ellos el histriónico Jango Edwards y su recurrente melena. (Por cierto: últimamente Jango anda mucho por Barcelona haciendo el payaso… quiero decir: actuando y dirigiendo talleres de clown, que es lo suyo).
También había un tal Michael Winslow, un simpático voicestrumentalist que emulaba con su voz a Jimi Hendrix y su guitarra y que años más tarde sería fichado por Hollywood para interpretar un personaje en la saga “Loca Academia de Policía” (se acordarán de él porque se pasaba la película haciendo sonidos de metralletas, helicópteros y demás gadgets electrónicos con la boca).
Un jovencísimo Rowan Atkinson, en proceso de definición de su personaje de Mr. Bean, nos hizo mondarnos con su hilarante número del tímido que va a la playa y se pone el bañador encima de los pantalones para luego sacárselos sin quitarse el bañador…
Pero, sin duda, el cómico que nos conquistó fue un mimo canadiense con un control absoluto de cada músculo de su cuerpo que se llamaba Michel Courtemanche. Era uno de esos tipos que parecen dibujados, como un cartoon (al estilo Bruce Campbell). De hecho se publicitaba como "el cómico que cartoonea".
Courtemanche tenía una flexibilidad insólita y una expresión facial soberbia. El número con el que concurría al Festival era “Le batteur”, en el que interpretaba a un músico que toca una batería invisible. Su técnica era prodigiosa, pero el recurso de utilizar una grabación con los sonidos que supuestamente él produce supuso un hallazgo espectacular. Todavía conservo en mi videoteca aquella cinta que poníamos a todo aquel que venía a casa; en parte para que se divirtiera y en parte para vacilarle de que teníamos “material de importación”. Ayer mismo recuperé esa reliquia y se la puse a mi hijo. Nos reímos…
Abro paréntesis: (Qué grata experiencia compartir con los hijos aquellas cosas que han tenido para nosotros un significado importante en otras etapas de nuestra vida. Quizá le dedique una reflexión a esto otro día... No siempre sale bien, claro; como aquella tarde aciaga en la que me propuse enseñarle a Jan quien era uno de los héroes de mi infancia: Vickie el vikingo… Pero eso es otra historia... Cierro paréntesis.)Gracias a Internet puedo colocar “Le batteur” de Courtemanche aquí. Quien la ha subido a youtube la obtuvo de la misma manera que yo, pues el video con calidad vhs se ve en blanco y negro… No olviden que, aunque es un número de mimo, el sonido es esencial:
La razón que me lleva a dedicar este post al talento de Michel Courtemanche no es la admiración que le tengo, sino la indignación que me ha producido ver otro vídeo colgado en la Red en el que Rowan Atkinson plagia descaradamente su número de la batería invisible. Que alguien como él, que con la inestimable colaboración del brillante guionista Richard Curtis, ha creado personajes tan logrados como Mr. Bean o Blackadder, haya elegido tan mezquino camino resulta intolerable. Y más aún cuando su versión es inferior al original.
Basta comprobarlo en el siguiente vídeo, en el que fusila muchos de los gags de Courtemanche sin el menor escrúpulo:
Otro célebre comediante británico es Lee Evans. En Inglaterra se vuelven locos con él, pero aquí apenas le hemos visto como secundario cómico en films como “Algo pasa con Mary”, “Un ratoncito duro de roer” y, sobre todo, aquella simpática peliculita titulada “Funny Bones”. Evans también se inspira en el truco sonoro de Courtemanche para uno de sus números más celebrados: “The Lee Evans Trio”…
La diferencia con la versión de Atkinson es notable, ya que Evans utiliza el recurso de la batería invisible para crear un número personal, con propuesta y definición propias. Y además incorpora otro truco escénico como fuente de comicidad: la iluminación.
En todo caso, el pionero fue Michel, quien ahora anda triunfando como director de la versión francesa de "Cámara Café"...
Iremos sabiendo más de él.
1 perplejos apuntes:
Bueno, creo que como bien dices Mchel es MUY bueno, sin embargo el sketch de la pista de audio y alguien haciendo mímica es antiquisima. basta ver a Jerry Lewis en la máquina de escribir
http://www.youtube.com/watch?v=W0WRfuDQHs4
Aunque es innegable que Atkinson Tomo (por no decir copio) el sketch de Michel. Pero esto se ha vendio haciendo siempre.
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