7 sept 2007

Pavarotti, la muerte y el cine

El gran tenor ha muerto. Muchos dedicarán sus artículos y sus tertulias de televisión para recordarnos lo grande que era; y no sólo en sentido anatómico. Algunos de sus más entregados hagiófragos catódicos pasarán por alto que hace unos años lo pusieron de vuelta y media cuando se descubrió que (supuestamente) el maestro no sabía leer música, y que seguía ciertas anotaciones en la partitura que le orientaban si la melodía subía o bajaba. Este rumor, de ser cierto, constataba su enorme talento; pero en su día cierto periodismo oportunista se aferró a ello para descalificarle.

El hombre perplejo se suma al duelo del bell canto por la pérdida de Big Luciano recordando otras muertes que también nos conmovieron:


Clica dos veces sobre el reproductor para escucharle…


-Rosebud...


-¿Debo tener miedo?
-Un hombre como tú no.


-No se apoderarán de mis libros. No permitiré que se los lleven.
-¿Qué quiere? ¿El martirio?
-Quiero morir tal como he vivido. Estos libros me hablaban, me daban vida.


-Majestad, llegué hasta aquí para mataros. Por esto muchos serán sacrificados. Pero Su Majestad seguirá viviendo. Los que vamos a morir os pedimos que no olvidéis el principio supremo: la muerte da paso a la paz.


-Sí. Todo me lo quitaréis: el laurel y la rosa.
Lleváoslos. Pero me queda una cosa
que me llevo.
Y esta noche, cuando entre en la casa de Dios,
brillará intensamente mientras diga mi adiós,
algo que, inmaculado, meceré en un arrullo
y me lo llevaré para siempre. Y es… mi orgullo.


-Yo no puedo autoterminarme. Debes bajarme hasta la caldera, John.
-¡No espera, espera! ¡No tienes por qué hacerlo!
-Lo sé.


-Pido perdón por lo que soy... Por favor, Jefe. No me cubra la cara con ese trapo. Me asusta la oscuridad, me da mucho miedo.


-Yo siempre me he visto como una casa. He sido como el lugar donde vivía. No tenía que ser grande, ni siquiera bonita; sólo ser la mía. Y por eso hice lo que debía hacer: me construí mi vida, me construí mi casa.


-Sé lo que estás pensando Simone: que es un mundo falso lleno de montajes. Todos vivimos una enorme mentira, por lo tanto por qué no deberías seguir viva. Eres más auténtica que toda esa gente que te venera. Y ese es el problema. Estás viendo al verdadero fraude. Me convencí de que hacía todo esto por mi obra. Pero si eso fuera verdad no me importaría nada que tu recibieras toda la atención. Y no es así, no es así. Lo siento, Simone. Yo estaba intentando convencer al mundo entero de que existías cuando lo que en realidad hacía era convencerles de que yo existía. El problema no es que tú no seas humana. Es que yo lo soy.


"Enmudeció y no abrió su boca..."


De regreso a casa, eufórico por haber sobrevivido al infernal transporte de nitroglicerina, Yves Montand pierde el control del camión y se precipita al vacío.


-Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.


CONTINUARÁ...




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2 perplejos apuntes:

Anónimo dijo...

Me he emocionat amb Pavarotti i també amb la tendresa i sensibilitat que tractes els temes. M.agrada molt llegir comentaris tan tan bonics.
Gracies per la teva professionalitat, ens plena d´orgull.
Bsets de la socarrà.

(!) hombre perplejo dijo...

...i el teu comentari me ha emocionat a mi. Gràcies socarrà!