El mes pasado se pudo ver en el Teatre Lliure de Barcelona el montaje de Àlex Rigola sobre el célebre texto de Peter Morgan, basado a su vez en las entrevistas originales emitidas por televisión y sobre el que Ron Howard hizo una película oscarizable el año pasado (ver reseña).
No suelo hablar aquí de teatro, por lo que me centraré en aquello que es apreciable en el cartel del espectáculo y que me dejó, como es habitual, bastante perplejo !).
Para empezar me sorprende que se haya modificado el título, anteponiendo el nombre del presidente al del periodista, invirtiendo (¿caprichosamente?) el orden establecido por la emisión televisiva, el libro que recoge las transcripciones, la obra teatral original y la versión cinematográfica. Ignoro a qué se debe tal enroque de apellidos, pero no me valdría el argumento de que aquí Nixon es más conocido que Frost porque: a) no va con el estilo del Lliure, b) se oferta a un público objetivo al que sí se le supone tal conocimiento, y c) la referencia cinematográfica es muy reciente (y quizá responsable en parte de la programación del espectáculo).
El otro perplejo detalle del cartel lo encuentro en las fotografías miméticas: personajes en la misma posición, con idéntico vestuario, mueca y estilismo… salvo la llamativa testa canosa de Lluís Marco, el actor que interpreta a Nixon, que -al contrario de su compañero de reparto- se aleja completamente de la caracterización del personaje que interpreta. Me pregunto por qué Marco no se ha teñido el pelo para asemejarse a Nixon (por lo menos en las fotografías promocionales). ¿Quizá por la misma razón por la que el nombre del personaje que interpreta antecede al de su compañero de escenario?
Una última apreciación (si quieren un pelín “malévola”, pero no malintencionada): ¿es casual que en la reproducción de la bandera norteamericana, las estrellas ofrezcan todo su esplendor, mientras que las siete barras se han visto reducidas antojadizamente a cuatro?
© (!)
No suelo hablar aquí de teatro, por lo que me centraré en aquello que es apreciable en el cartel del espectáculo y que me dejó, como es habitual, bastante perplejo !).
Para empezar me sorprende que se haya modificado el título, anteponiendo el nombre del presidente al del periodista, invirtiendo (¿caprichosamente?) el orden establecido por la emisión televisiva, el libro que recoge las transcripciones, la obra teatral original y la versión cinematográfica. Ignoro a qué se debe tal enroque de apellidos, pero no me valdría el argumento de que aquí Nixon es más conocido que Frost porque: a) no va con el estilo del Lliure, b) se oferta a un público objetivo al que sí se le supone tal conocimiento, y c) la referencia cinematográfica es muy reciente (y quizá responsable en parte de la programación del espectáculo).
El otro perplejo detalle del cartel lo encuentro en las fotografías miméticas: personajes en la misma posición, con idéntico vestuario, mueca y estilismo… salvo la llamativa testa canosa de Lluís Marco, el actor que interpreta a Nixon, que -al contrario de su compañero de reparto- se aleja completamente de la caracterización del personaje que interpreta. Me pregunto por qué Marco no se ha teñido el pelo para asemejarse a Nixon (por lo menos en las fotografías promocionales). ¿Quizá por la misma razón por la que el nombre del personaje que interpreta antecede al de su compañero de escenario?
Una última apreciación (si quieren un pelín “malévola”, pero no malintencionada): ¿es casual que en la reproducción de la bandera norteamericana, las estrellas ofrezcan todo su esplendor, mientras que las siete barras se han visto reducidas antojadizamente a cuatro?
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2 perplejos apuntes:
Gracias por enlazar la reseña hacia mi entrada, aunque no se si es lo bastante profesional para emparejarla con tu blog. Por lo que es un honor.
Por otro lado, da que pensar todo lo que dices sobre el cartel y las fotos de los personajes, ¿hay que pensar mal, o simplemente darlo por despiste?
Saludos y gracias de nuevo.
Serreina: Venga, tío. Qué mejor complemento que tus particulares reseñas !)
Yo no creo que sea despiste, pero tampoco pienso mal. Sencillamente me deja... perplejo !)
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